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Cuando el coronavirus cambia más que solo la rutina


Una madre salvadoreña narra cómo ha lidiado con los efectos del coronavirus, que ha trastornado su rutina, su empleo y la salud.
Una madre salvadoreña narra cómo ha lidiado con los efectos del coronavirus, que ha trastornado su rutina, su empleo y la salud.

Nueva York es por ahora el epicentro de la mayoría de los casos de coronavirus en Estados Unidos, millones de personas están confinadas en sus casas padeciendo los efectos de la cuarentena, ya sea en su salud, en sus estudios, empleos o todas estas áreas juntas.

Rebeca Herrera, salvadoreña residente en el barrio neoyorquino de Brooklyn, ha experimentado junto a sus dos hijas cómo la pandemia del coronavirus ha cambiado, de la noche a la mañana, la rutina de millones de personas que viven en "La Gran Manzana".

Herrera contó a la Voz de América cómo, desde que comenzaron a darse los primeros reportes de contagio, empezó a notar cambios en su lugar de trabajo.

"Recuerdo que mi jefe comenzó a pedirnos a todos en el trabajo que extremaramos en la limpieza, a desinfectar más y a tomar otras medidas preventivas como desinfectarnos con alcohol gel las manos, a limpiar las puertas y eso fue estresante", cuenta.

Luego, comenzaron a reducir las horas laborales hasta que, finalmente, le dijeron que no llegara más a trabajar porque cerrarían el local para solo dar servicios a domicilio.

"Me notificaron que ya no me presentara a trabajar y pues me tocó quedarme en casa y ese mismo fin de semana fuimos a comprar cosas para tener suministros suficientes, para ese entonces las cosas comenzaron a ponerse caras en los mercados y tuve que ir a varios lugares para poder comprar lo que necesitaba", dijo.

Para dificultar aún más la situación, justo esa misma semana Rebeca y su hija mayor, Ariela, cayeron enfermas.

"La primera semana de cuarentena fue tan difícil para mí, no solo por estar sin empleo, sino porque yo enfermé y mi hija Ariela también".

Herrera dice que no logró que les hicieran las pruebas para determinar si lo que contrajo ella y su hija fue coronavirus, pero sospecha que sí por los síntomas que presentaron, que, asegura, fueron como los que las autoridades han descrito.

"Al tercer día de estar tomando antibiótico no vi ninguna mejora y empecé a tener los síntomas que describen, como pérdida del olfato y del paladar y mi hija, como unos cuatro días después, tuvo esos síntomas y aún no recupera por completo el olfato", dice.

"Investigando un poco nos dimos cuenta que por lo menos cuatro de cada cinco personas que contraen la enfermedad tienen ese síntoma en particular, pero puedo decir que ahora estamos mejor", cuenta con resilencia la salvadoreña.

Tras haber perdido su empleo, Herrera y su hija mayor enfermaron, aumentando la preocupación en esta madre que acababa de quedar sin empleo.
Tras haber perdido su empleo, Herrera y su hija mayor enfermaron, aumentando la preocupación en esta madre que acababa de quedar sin empleo.

Asegura que llamó a los números determinados para consultar sobre la enfermedad, pero le dijeron que en ese momento estában priorizando a personas de mayor edad y otros casos más complicados y que si no empeoraban nada más siguieran las instrucciones de cuidado y sobre todo, que se aislaran,

"Tuvimos que tomar en ese entonces medidas drásticas de aislamiento. Tuve que limpiar el doble aquí en mi apartamento para tener los cuidados que requieren para cuando estás en una situación así", dijo a la VOA.

Sin embargo, reclama que a pesar de la gravedad del asunto, las personas no parecen estar enteradas de la seriedad de la pandemia.

"En mi edificio, por ponerte un ejemplo, vivimos tres familias. Soy la única que limpia la entrada de la puerta, que limpia los pasillos con Clorox, los pasamanos, gradas. Realmente debería de ser algo en conjunto, pero creo yo que todavía las personas, a pesar de que están afectados de lo que está pasando, no están tomando medidas higiénicas para poder combatir o para controlar esta enfermedad en general", reflexiona.

Asegura además que en su casa ahora extreman la limpieza.

"Trato de siempre limpiar todo lo que tocamos y que haya una desinfección un poquito más drástica, por decirlo así, también la otra medida que hemos tomado es no salir con mis hijas".

Ahora están confinadas y esperando que la crisis pase lo más pronto posible tratando de adaptar su vida a la nueva realidad, que incluye, en el caso de sus hijas, seguir con sus clases, así como entretenerse en casa para evitar salir y exponerse a un nuevo contagio.

Una de las hijas de Herrera recibe sus clases por Internet, como lo hacen millones de jóvenes ahora en el mundo debido a los cierres de escuelas..
Una de las hijas de Herrera recibe sus clases por Internet, como lo hacen millones de jóvenes ahora en el mundo debido a los cierres de escuelas..

"Procuro tener una actitud positiva con mis hijas, hacer cosas en la casa, las tareas y mantener nuestra rutina espiritual para seguir adelante, apoyados de amigos y familia", dice la salvadoreña.

Asimismo, Herrera espera que tras pasar lo peor de la crisis, pueda recuperar completamente su estado de salud y su trabajo, y para eso, ella confía en mantener la actitud positiva que la caracteriza.

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