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Analistas: Con apoyo militar, el poder “fáctico” de Maduro resurge en medio de pandemia


Nicolás Maduro enfrentará pronto “la tragedia” de la debacle del sistema de salud preexistente en Venezuela, advirtió a la VOA el politólogo Víctor Maldonado.
Nicolás Maduro enfrentará pronto “la tragedia” de la debacle del sistema de salud preexistente en Venezuela, advirtió a la VOA el politólogo Víctor Maldonado.

Las medidas sanitarias y restrictivas adoptadas en la última semana en Venezuela para combatir la pandemia del COVID-19 benefician políticamente al gobierno en disputa de Nicolás Maduro, al menos de manera temporal, coinciden analistas consultados por la Voz de América.

Maduro ordenó el lunes la cuarentena colectiva en Caracas y las 23 regiones del país para prevenir mayores contagios del nuevo coronavirus, que calificó de “pandemia pavorosa”.

El mandatario en disputa confirmó 36 casos positivos por el nuevo coronavirus y endilgó a las autoridades militares de Venezuela la coordinación de la cuarentena. La semana pasada, prohibió la llegada al país de vuelos provenientes de Colombia, Europa, Panamá y República Dominicana.

Daniel Varnagy, doctor en ciencias políticas de la Universidad Simón Bolívar, opina que la crisis por la pandemia del nuevo coronavirus en Venezuela ha evidenciado la separación entre el poder “simbólico” del presidente Juan Guaidó y el “de facto”, liderado por Nicolás Maduro.

“El simbólico es un poder diplomático, sin discusión, pero no tiene ningún tipo de poder fáctico y no tiene convocatoria”, evalúa el experto, en referencia a la reducción de la participación popular en las marchas y concentraciones recientes convocadas por Guaidó.

Luis Salamanca, politólogo, prevé que la cuarentena de la población posponga el conflicto social en Venezuela, pero duda de su efectividad prolongada.
Luis Salamanca, politólogo, prevé que la cuarentena de la población posponga el conflicto social en Venezuela, pero duda de su efectividad prolongada.

Varnagy nota un “resurgimiento” en el ejercicio del poder fáctico y efectivo del gobierno en disputa.

“Claro que Maduro ha tenido el poder fáctico, pero era inefectivo. Se ha vuelto efectivo y ha tomado las decisiones que se han tomado en otros países del mundo” para combatir el COVID-19, apunta.

Varnagy considera que Guaidó no tiene capacidad de oficio ni movilidad en términos de acción política durante un evento tan mayúsculo como el combate a una pandemia en Venezuela.

Su influencia en el devenir diplomático pasa a un segundo plano en los tiempos corrientes, dice.

No obstante, Maduro tuvo una derrota el martes, cuando el Fondo Monetario Internacional determinó no otorgarle un préstamo de emergencia solicitado de 5.000 millones de dólares para combatir el nuevo coronavirus. El organismo dijo en un comunicado que declinó debido a que no existe claridad entre sus 189 estados miembros sobre a cual autoridad reconocer como presidente légitimo del país: si a Maduro o al presidente encargado Juan Guaidó, que es reconocido por más de 60 naciones, incluyendo EE.UU.

Apoyo militar

La declaratoria de cuarentena colectiva de parte de Maduro reviste un beneficio no solo de control sanitario, sino político y social, opina Varnagy.

“En un país donde hay importantes restricciones a distintos tipos de libertades, una cuarentena también tiene como efecto secundario un marcado control social y este es un control social que viene acompañado por la fuerza militar”, comenta.

Cree relevante destacar cómo la mayoría del estamento militar venezolano ha acompañado las restricciones de movilización ciudadana en el país, decretadas por Maduro en la última semana.

“Por todas partes, (las medidas del madurismo) han aumentado el piso político” de Maduro, valora.

El profesor universitario evalúa, sin embargo, que el aumento de la estabilidad tendrá su contracara.

Estima que el pueblo no olvidará, sino que reforzará su convicción de que el sistema político que lidera Maduro y, antes de él, Hugo Chávez, es el responsable del estado del sistema de salud.

Líderes "exhaustos"

Víctor Maldonado, politólogo, opina que la pandemia del COVID-19 sorprende tanto a Maduro y su régimen como a Guaidó y el Parlamento como “dos opciones políticas exhaustas”.

Recalca el desgaste del madurismo como responsable de la “debacle” de la salud pública y, asimismo, el fallido intento del dirigente de la Asamblea Nacional de reconectar con la gente en las calles.

Maduro, reconoce, tiene el control territorial de Venezuela y “el monopolio ilegítimo” de la fuerza.

Nota, sin embargo, que la ciudadanía no acata sus medidas restrictivas necesariamente como un reconocimiento tácito de su gobierno en disputa, sino como un ejercicio de sentido común.

Advierte que el presidente en disputa enfrentará pronto “la tragedia” de la devastación de hospitales, la insuficiencia de medicinas, la precariedad de los servicios médicos y públicos del país.

“La realidad es la ruina. El régimen tiene en el corto plazo las de perder cuando se declare la emergencia hospitalaria por el porcentaje de casos que no podrá atender sin ayuda internacional”, expresa Maldonado.

Cuarentena a favor

El principal reto de Maduro al imponer una cuarentena absoluta en Venezuela será la atención y reacción de entre 70 y 80 por ciento de la población, que, según sondeos, depende de sus ingresos diarios para subsistir, concuerdan Maldonado y el politólogo Jesús Castillo Molleda.

La pandemia favoreció que en Venezuela hoy ni siquiera exista debate sobre quién es el presidente de la República, a juicio de Castillo Molleda.

“Quien lleva el control es Nicolás Maduro con su equipo de ministros y colaboradores, con sus 19 gobernadores, sus 308 alcaldes, las estructuras de las fuerzas armadas, las milicias, las organizaciones comunitarias”, indica.

Cree, por el contrario, que la acción política de Guaidó ante el COVID-19 ha sido “invisible”.

Castillo Molleda valora que la cuarentena rindió frutos políticos temporales a Maduro en momentos cuando sus opositores buscaban atizar la movilización en su contra.

“Opacó, apagó y calmó todo el proceso que venían intentando Juan Guaidó y la oposición política venezolana de volver a encender las calles de Venezuela”, analiza.

A juicio del politólogo Jesús Castillo Molleda, la acción política de Juan Guaidó ante la llegada del COVID-19 a Venezuela ha sido “invisible”.
A juicio del politólogo Jesús Castillo Molleda, la acción política de Juan Guaidó ante la llegada del COVID-19 a Venezuela ha sido “invisible”.

País fragmentado

Luis Salamanca, politólogo y profesor de la Universidad Central de Venezuela, señala que Maduro, ante el COVID-19, encara su desafío político más grande desde la asunción de Guaidó en 2019.

Salamanca opina que Maduro trata de “poner al país y a la oposición detrás de él” con sus decisiones a fin de que el país luzca cohesionado. “La realidad es que tiene un país fragmentado”, añade.

Cataloga de “prudente” la postura de Guaidó ante el COVID-19. “No tiene capacidad de ejecución en Venezuela y, por tanto, no puede estar ofreciendo soluciones sobre el coronavirus, porque el que tiene el control de facto en el país es Maduro”, explica.

Prevé que la cuarentena de la población posponga de golpe el conflicto social en el país, pero se pregunta hasta cuándo será efectiva, dadas las privaciones sanitarias y humanitarias.

“A lo mejor, el coronavirus genera sus propias protestas. Hay demasiadas carencias y poco nivel de capacidad para repeler (la pandemia)”, sostiene.

Salamanca anticipa que el arribo del nuevo coronavirus a un país “socialmente riesgoso y lamentable” se antoja como un escenario sin precedentes que puede generar un “coctel explosivo”.

“Maduro está buscando aprovechar esta crisis para sacarle partido político. Dependerá de cómo termina el ciclo del coronavirus. Lo más seguro es que la crisis humanitaria se agudice”, diagnostica.

La declaratoria de cuarentena colectiva de parte de Maduro reviste un beneficio no solo de control sanitario, sino político y social, opina Daniel Varnagy, politólogo.
La declaratoria de cuarentena colectiva de parte de Maduro reviste un beneficio no solo de control sanitario, sino político y social, opina Daniel Varnagy, politólogo.

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