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Cabello llama falsamente a Venezuela el país políticamente más estable en América


Verificado Diosdado Cabello Falso
Verificado Diosdado Cabello Falso

Bajo Nicolás Maduro, quien ganó la presidencia después de la muerte de Chávez en 2013, Venezuela ha caído más profundo en crisis.

Con El Mazo Dando - un programa de TV venezolano conducido por Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente y segundo político venezolano más poderoso del país - publicó en su sitio web un artículo sobre comentarios que Cabello hizo durante una reunión en el estado Miranda, donde está Caracas, la capital venezolana.

El artículo, publicado el 17 de noviembre, subraya la afirmación de Cabello de que: “(Los venezolanos) podemos decir hoy que, de todos los países de América, el país políticamente más estable en el continente es la patria bolivariana, la patria de Chávez”, y que “ellos (el imperialismo y sus lacayos) lo saben, por eso el bloqueo, las sanciones, las persecución y las acusaciones sin fundamento todos los días”.

Esta afirmación es falsa.

Venezuela actualmente tiene la inflación más alta en el mundo y ha enfrentado una crisis económica, política y humanitaria por más de media década, la cual fue solo exacerbada por la pandemia del coronavirus.

Aunque el gobierno de Maduro ha sido objeto de crítica mundial y sanciones estadounidenses - impuestas por primera vez en 2015 y endurecidas bajo la Administración Trump, intensificando la crisis del país - la inestabilidad de Venezuela se debe, en gran parte, a los fracasos de sus líderes.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a la izquierda, le entrega una fotografía del difunto presidente Hugo Chávez al presidente de Bolivia, Evo Morales, en una reunión en Cochabamba, Bolivia. Mayo 25, 2013. Foto: AP.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a la izquierda, le entrega una fotografía del difunto presidente Hugo Chávez al presidente de Bolivia, Evo Morales, en una reunión en Cochabamba, Bolivia. Mayo 25, 2013. Foto: AP.

Hugo Chávez llegó al poder en Venezuela en 1998, con la promesa de reforma social y económica. Con la adopción de una nueva Constitución en 1999, el año que Hugo Chávez fue electo presidente, el Estado venezolano fue renombrado República Bolivariana de Venezuela (en honor a Simón Bolívar, el líder político de Suramérica que lideró la independencia de seis países latinoamericanos del dominio español). Bajo el gobierno de Chávez, la tasa de desempleo se redujo a la mitad, la pobreza extrema cayó dramáticamente, la educación mejoró y el PBI per cápita se duplicó durante un periodo de elevados precios globales del petróleo.

Las promesas de Chávez de nacionalizar industrias y dirigir una enorme cantidad de dinero a programas sociales fueron recibidas instantáneamente con hostilidad por la oposición. Su presidencia tuvo sus propios problemas. A pesar de ingresos petroleros sin precedentes durante gran parte de su mandato, el panorama fiscal de Venezuela se deterioró con el tiempo. Bajo su gobierno, la inflación aumentó de 23,57 por ciento en 1999 a 26 por ciento en 2011, y cerca de 31,6 por ciento en 2012. Las tasas de asesinatos casi se duplicaron entre 1999 y 2011.

Tres años en la presidencia de Chávez, hasta un millón de venezolanos protestaron su designación de aliados políticos a altos cargos en PDVSA (la compañía estatal petrolera). El clima inestable dio espacio para un intento de golpe de Estado, tácitamente apoyado por la antigua administración de George W. Bush, por el cual se removió brevemente a Chávez del poder.

El golpe de Estado intensificó el conflicto en el país por el resto de 2002. En diciembre de ese año, la oposición venezolana lanzó una huelga general de dos meses de PDVSA, o paro petrolero, en un intento de forzar a Chávez a renunciar.

Hacia el final del Gobierno de Chávez, ex simpatizantes empezaron a hablar sobre la corrupción y mala gestión económica bajo su gobierno. The Guardian reportó en 2010, que Wilmer Azuaje, quien trabajó con el expresidente y su familia, afirmó que los papás y hermanos de Chávez se embolsaron granjas, negocios, bancos y contratos gubernamentales. Las acusaciones de Azuaje son parte de “quejas más amplias que el movimiento socialista revolucionario conocido como ‘chavismo’ había sido secuestrado por oportunistas impulsados por el dinero dentro, o cerca, del gobierno”, escribió el diario inglés.

La mayoría de las políticas de Chávez fueron sostenidas gracias a las reservas de petróleo de Venezuela, las más grandes del mundo. Las exportaciones de petróleo (las cuales representan casi todos los ingresos por exportaciones de Venezuela) le permitió proveer comida y servicios subsidiados a la población. Sin embargo, con la caída de los precios del petróleo, que comenzó a finales de 2008, sus políticas sociales se volvieron inviables. Y, como reportó Vox, Chávez “no le prestó atención a diversificar la economía o invertir en productos domésticos fuera del sector petrolero” - un problema para un país que depende de importaciones de la mayoría de sus bienes y servicios básicos, como comida, medicina y gas.

Bajo Nicolás Maduro, quien ganó estrechamente la presidencia después de la muerte de Chávez en 2013, Venezuela ha caído más profundo en la crisis. La población sufre escasez de elementos básicos como comida, agua, medicamentos y electricidad. Las Naciones Unidas estiman que 5 millones de personas han salido del país durante los últimos años.

La victoria presidencial de Maduro fue seguida rápidamente por el colapso global de los precios del petróleo en 2014, lo que provocó una caída libre económica en el país. La primera respuesta de Maduro fue imprimir más dinero, lo que llevó a la hiperinflación (Venezuela actualmente tiene la tasa de inflación más alta del mundo).

Un trabajador de un campo petrolero camina junto a las plataformas de perforación en un pozo de petróleo operado por la petrolera estatal venezolana PDVSA, en el cinturón del Orinoco. Abril 16, 2015. Foto: Reuters.
Un trabajador de un campo petrolero camina junto a las plataformas de perforación en un pozo de petróleo operado por la petrolera estatal venezolana PDVSA, en el cinturón del Orinoco. Abril 16, 2015. Foto: Reuters.

Protestas masivas siguieron, pero fueron recibidas con fuerza. Como polygraph.info reportó en septiembre, un informe de una misión de investigación respaldada por las Naciones Unidas alegó que Maduro y otros oficiales de alto rango han estado involucrados en sistemáticos abusos de derechos humanos contra quienes se opusieron a su gobierno entre 2014 y 2018.

Junto a los manifestantes, el régimen de Maduro ha perseguido a políticos opositores y activistas, y cientos de personas han sido arrestadas o exiliadas (aunque Maduro dijo el 1 de septiembre en declaraciones que perdonaba a 110 de ellos).

Y, más recientemente, el gobierno ha apuntado a activistas de izquierda. Como reportó el New York Times el 19 de noviembre, personas que algunas vez apoyaron a Maduro, pero han empezado a hablar en contra de la corrupción y amiguísmos de su gobierno están siendo reprimidos (o asesinados).

“La votación, boicoteada por la oposición como una farsa, podría llevar a lo que solía ser una de las democracias más estatales de América Latina al borde de ser un Estado de un solo partido”, escribió The Times. Los críticos de Maduro, agregó el periódico, dicen que “después de haber aplastado a los partidos políticos opuestos a su versión del socialismo … ha entrenado al aparato de seguridad del Estado sobre aliados ideológicos desilusionados, repitiendo el camino tomado por los autócratas de izquierda desde la Unión Soviética hasta Cuba”.

En 2017, el Gobierno de Venezuela “atrapó a docenas de funcionarios de alto rango, especialmente aquellos relacionados al importante gigante petrolero estatal, PDVSA”, en lo que llamó una “lucha histórica contra la corrupción”, reportó el Washington Post, señalando que esos movimientos fueron parte de los esfuerzos escalados de Maduro para consolidar el poder antes de las elecciones presidenciales de 2018.

Maduro fue reelegido en 2018 para un segundo término de seis años, pero analistas los llamaron una “elección falsa” debido a irregularidades del cronograma electoral y la participación más baja “desde que se restauró la democracia en Venezuela en 1958”, escribió la Associated Press.

Desde ese entonces, Maduro y Juan Guaidó, un líder de la oposición designado por la Asamblea Nacional como presidente en funciones en enero de 2019, han estado sumidos en un estancamiento político por el control del país. Liderados por EE. UU., unos 65 países han reconocido a Guaidó como líder de Venezuela, mientras que la ONU todavía reconoce a Maduro y ha impulsado una resolución negociada.

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