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Pese a la "vergüenza" por la renuncia de un diplomático ruso, el "miedo" al Kremlin mantiene a otros bajo control


Atasco de tráfico frente a la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, en Moscú, el 25 de abril de 2022.
Atasco de tráfico frente a la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, en Moscú, el 25 de abril de 2022.

La renuncia de Boris Bondarev ocurrió casi tres meses después del comienzo de la invasión de Ucrania.

La renuncia esta semana del veterano diplomático ruso Boris Bondarev por la invasión de Ucrania es una "vergüenza" para el Kremlin, pero el "miedo" impide que la mayoría de los funcionarios rusos expresen su disidencia, según los analistas.

Bondarev, de 41 años, forjó una carrera de 20 años en el servicio diplomático ruso, incluidos puestos en Camboya y Mongolia. Hasta esta semana, trabajó en la misión rusa ante las Naciones Unidas en Ginebra, centrándose en el papel de Moscú en la Conferencia de Desarme.

Bondarev confirmó su renuncia el lunes, en una carta publicada en Facebook y LinkedIn. “Durante 20 años de mi carrera diplomática he visto diferentes giros de nuestra política exterior, pero nunca me he sentido tan avergonzado de mi país como el 24 de febrero de este año”, escribió, refiriéndose a la fecha en que Rusia lanzó su ofensiva sobre Ucrania.

Describió la invasión, a la que Moscú se refiere como una "operación militar especial", como “un crimen contra el pueblo ucraniano y el pueblo de Rusia”.

“Quienes concibieron esta guerra solo quieren una cosa: mantenerse en el poder para siempre y para lograrlo, están dispuestos a sacrificar tantas vidas como sea necesario”, escribió.

Hablando con The Associated Press después de su renuncia, Bondarev explicó que no le quedaba otra opción.

“No hay otra opción después de eso, solo hay una opción: irse, renunciar", explicó. "No sé por ahora qué voy a hacer a continuación. Lo estoy pensando, pero creo que si tengo que volver a Rusia, entonces las perspectivas pueden no ser muy agradables".

El veterano diplomático dijo que había expresado su preocupación a sus superiores en Moscú. “La respuesta fue que todo va según lo planeado, está bien y que el gobierno y el presidente saben lo que están haciendo”, dijo.

ARCHIVO - Una imagen sin fecha tomada con permiso de la página de fotos del pasaporte del diplomático ruso Boris Bondarev.
ARCHIVO - Una imagen sin fecha tomada con permiso de la página de fotos del pasaporte del diplomático ruso Boris Bondarev.

La renuncia será vergonzosa para el Kremlin, dice Valery Solovei, exprofesor del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú, donde enseñó a varios diplomáticos rusos.

“Esta es una muy mala señal para el Kremlin porque estaban… absolutamente seguros de la lealtad de su ministerio de Asuntos Exteriores ruso, porque por lo general sus hombres son muy leales. Creo que él [Bondarev] refleja el sentir general de muchos de sus colegas en el Foreign Office, pero eso no significa que estén listos para seguir”, dijo Solovei a la Voz de América.

Desde entonces, Moscú ha llevado a cabo una revisión urgente de su personal diplomático, según Solovei.

“Hubo un informe presentado por la seguridad rusa al presidente. Y según el informe, había una lista que consta de cien personas en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, que son potencialmente desleales al Kremlin. Y eso es algo muy, muy nuevo", dijo.

“Habrá más control fuera del país y tal vez algunos de los que están en la lista, que fueron incluidos como potencialmente desleales, serán retirados de sus embajadas”, dijo Solovei. La VOA no pudo verificar de forma independiente la existencia de dicha lista.

El Kremlin está avergonzado, pero no entrará en pánico tras la dimisión tan pública de Bondarev, dice el analista político Alex Titov, de la Queen's University Belfast.

“No esperaría renuncias masivas”, dijo Titov a VOA. “Los diplomáticos son una casta especial en cierto sentido; ellos son seleccionados, ellos [el gobierno] usan su lealtad de muchas maneras. También tienen muchos beneficios. Y son profesionales, que están en sintonía con esta idea de hostilidad con Occidente”.

“Es una mala señal que algo así suceda para el Kremlin, pero al mismo tiempo no creo que necesariamente haga sonar las alarmas”, agregó.

Boris Bondarev le dijo a Associated Press que teme por su seguridad. Bajo el gobierno del presidente Vladimir Putin, varios disidentes que vivían en el extranjero fueron presuntamente asesinados o atacados por el Estado ruso, aunque Moscú niega tales acciones. El Kremlin impone la lealtad, sentencia Solovei.

"Miedo. Miedo y fuerte control. Los oradores contra Putin están bajo amenaza, bajo amenaza potencial, y lo saben perfectamente”, zanja.

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