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México ha reforzado controles migratorios desde que EEUU comenzó a expulsar venezolanos


Efectivos de la Guardia Nacional detienen a migrantes venezolanos en un punto de revisión, el miércoles 5 de octubre de 2022, en el camino a Tonalá, en el estado de Chiapas, México. (AP Foto/Marco Ugarte, Archivo)
Efectivos de la Guardia Nacional detienen a migrantes venezolanos en un punto de revisión, el miércoles 5 de octubre de 2022, en el camino a Tonalá, en el estado de Chiapas, México. (AP Foto/Marco Ugarte, Archivo)

México ha reforzado sus controles migratorios en el sur, pero no ha dicho si sus acciones cerca de la frontera con Guatemala están relacionados al cambio en la política estadounidense que prácticamente les cierra la puerta a los venezolanos que intentan ingresar a través de México.

Las autoridades de seguridad y migración de México han reforzado sus patrullas, puntos de revisión y operativos en el sur del país desde que Estados Unidos comenzó a expulsar a migrantes venezolanos el mes pasado.

El gobierno mexicano no ha dicho si sus acciones de seguridad cerca de la frontera con Guatemala están relacionados al cambio en la política estadounidense, el cual prácticamente les cierra la puerta a los venezolanos que intentan ingresar a Estados Unidos a través de México. Pero las acciones han puesto nerviosos a los migrantes en la ciudad de Tapachula, en el extremo sur de México.

Las autoridades también se han mostrado más activas al momento de dispersar a pequeñas caravanas de migrantes que intentan avanzar al norte desde Tapachula.

Durante meses, el gobierno pareció alentar a pequeños grupos de migrantes a salir de Tapachula, con el fin de aliviar la creciente presión y frustración en la localidad. Estableció un centro de migración que emite documentos temporales, el cual se ubica en San Pedro Tapanatepec, unos 290 kilómetros (180 millas) al noroeste.

Pero una pequeña caravana que tenía programado salir el lunes de la ciudad estaba integrada por apenas 100 migrantes. Y las autoridades dispersaron otros dos grupos que habían salido la semana pasada después de dejarlos recorrer unos 145 kilómetros (90 millas).

El hondureño Orley Castillo ha estado viviendo con su hijo de 15 años en el parque central de Tapachula durante una semana. En ese tiempo, ha podido ver a elementos de la Guardia Nacional y de inmigración persiguiendo a migrantes, incluyendo una ocasión en la que ambos fueron detenidos hasta que presentaron documentos que demostraban que habían solicitado asilo.

La venezolana Doris Medina y el ecuatoriano Omar Montalván intentaron viajar al norte de Tapachula en transporte público, pero en menos de media hora Montalván fue detenido y trasladado a un centro de detención para migrantes. Habían evadido otros puntos de revisión bajándose del transporte y rodeando los retenes a pie.

Sin embargo, muchos encuentran la manera de continuar su camino hacia el norte. Miles de migrantes esperan documentos temporales en el centro de inmigración instalado en carpas en San Pedro Tapanatepec.

Savi Arvey, asesora para el Programa de Derechos y Justicia para los Migrantes en la Comisión de Mujeres Refugiadas, visitó el campamento la semana pasada. Dijo que hay entre 12.000 y 17.000 migrantes a la espera de documentos temporales que limitan a los migrantes a desplazarse por el estado de Oaxaca.

El miércoles, Humberto Parrazales, alcalde de San Pedro Tapanatepec, dijo que iba a solicitar a las autoridades federales retirar el centro migratorio de su localidad. En un video publicado en su cuenta de Facebook, señaló que ha sido complicado brindar servicios básicos para tanta gente y que la ciudad cooperó lo más que pudo.

La agencia mexicana que maneja las solicitudes de asilo no tiene presencia en el campamento, lo que limita las opciones de los migrantes, dijo Arvey. Las organizaciones no gubernamentales, incluyendo la suya, no tienen acceso a las carpas del gobierno a diferencia de los campamentos para migrantes en las ciudades fronterizas del norte del país.

Los migrantes duermen a lo largo de la calle principal del pueblo, alquilan espacios en el suelo o permanecen dentro de las carpas del gobierno, aunque las autoridades de inmigración lo niegan, asegura Arvey.

Algunos migrantes intentan usar los documentos para avanzar hacia el norte, pero se arriesgan a que las autoridades los rompan y envíen a los migrantes de regreso hacia el sur.

Avery dijo que los funcionarios de inmigración le dijeron que procesan entre 1.500 y 2.000 de estos documentos a diario, pero los migrantes se quejaron del tiempo de espera. “Hablamos con varias personas, que han estado aquí durante una semana o incluso un mes”, declaró.

El Instituto Nacional de Migración no respondió a preguntas sobre las actividades en el campamento.

Muchos de los que esperan son migrantes venezolanos que siguen confundidos sobre la política que implementó Washington el mes pasado y que en esencia les cerró las fronteras. Los venezolanos pueden solicitar ingreso temporal a Estados Unidos desde el extranjero si cumplen con ciertos requisitos, incluyendo la presencia de un patrocinador en territorio estadounidense.

“Necesita haber una presencia humanitaria mucho mayor, considerando lo mucho que esto ha persistido”, dijo Arvey. “Parece que las personas pasan cada vez más tiempo ahí”.

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