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Hialeah el día después del ataque


El edificio de apartamentos donde se produjo el trágico ataque donde murieron seis hispanos más el atacante.
El edificio de apartamentos donde se produjo el trágico ataque donde murieron seis hispanos más el atacante.

La comunidad de Hialeah trata de entender las razones de la violencia desencadenada en el ataque que terminó con la vida de seis hispanos.

Las flores, los mensajes y los osos de peluche colocados frente al edificio de apartamentos donde murieron cinco de las víctimas del atacante de Hialeah, recuerdan a Priscilla Pérez, de apenas 17 años, la víctima más jóven.

Sin embargo, el espontáneo homenaje cuenta sólo una parte del dolor que vive el vecindario.

La otra parte, aparece signada por la dificultad para entender lo que pasó durante las ocho horas, desde el fin de la tarde del viernes y la madrugada del sábado, en las que los vecinos vivieron el miedo en carne propia.

La foto de Pedro Vargas facilitada por la policía de Hialeah.
La foto de Pedro Vargas facilitada por la policía de Hialeah.
Son los mismos vecinos que en declaraciones a los medios de Miami, describen al atacante, Pedro Vargas, como un hombre tranquilo, aunque también dicen que a veces era difícil y lo escuchaban discutir y gritarle a su madre con la que vivía. Así algunos lo describen como un buen hijo y otros como una persona abusiva.

Las contradicciones emergen cada vez que tratan de explicar cómo se desencadenó la violencia que dejó seis hispanos muertos en un distrito de mayoría cubana, además del atacante.

El diario Miami Herald informa que el primer acto irracional de Vargas fue quemar $10.000 dólares en billetes, para luego incendiar su apartamento y finalmente iniciar un recorrido de violencia y muerte sin sentido en el edificio.

No se saben los motivos del ataque

El portavoz de la policía de Hialeah, el teniente Carl Zogby, dice que “nadie sabe por qué actuó de la manera que lo hizo”, y eso es una parte importante del trabajo de los investigadores.

Lo que ahora se sabe es que cuando fue abatido, todavía disponía de una gran cantidad de munición, pese a que había estado disparando a discreción en las horas previas.

Ahora algunos de los que frecuentaron a Vargas en el gimnasio a donde solía concurrir, recuerdan que él solía hablar sobre el uso del ejercicio físico como forma de liberar la rabia contenida. Otros citaron a The Associated Press que el atacante se había referido al uso de esteroides y malas experiencias en relaciones sentimentales con mujeres.

Mientras tanto, la policía continúa hablando con la madre de Vargas, y avanza en la búsqueda de indicios sobre lo que pudo haber pasado y como el atacante llegó a tomar como rehenes a Zoeb y Sarrida Nek, a quienes finalmente la policía liberó.

Durante las negociaciones llevadas a cabo durante la noche para que Vargas liberara a los rehenes, los policías contaron con el apoyo de un robot con una cámara que permitia ver la posición del atacante.

Al final las negociaciones no lograron resultados positivos y tras largos momentos de silencio de Vargas, fue cuando se decidió la acción final. Sin embargo, incluso cuando el equipo SWAT irrumpió en el apartamento para rescatar a los rehenes Vargas disparó contra los oficiales, explicó Zogby.

Un día después, la calma parece haber regresado a Hialeah, aunque aún no tengan explocaciones sobre lo que ocurrió.
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