El presidente Evo Morales llamó la atención al sindicato cocalero que él mismo encabeza por desviar coca al narcotráfico y burlar los acuerdos para aumentar el cultivo.
El reconocimiento del mandatario boliviano ante una situación criticada y denunciada internacionalmente y que, hasta ahora, había rechazado se produjo en la apertura de un congreso de la mayor organización de cocaleros que aún lidera. Morales insistió en su concepto de "ni libre cultivo de coca ni coca cero".
"Ustedes saben que una parte de nuestra coca se va al mercado ilegal” del narcotráfico reconoció morales sin mencionarlo directamente, “si todo fuera al mercado legal, no habría problema, pero desvían", dijo el presidente de Bolivia en la localidad rural del Chapare, en el centro de Bolivia.
Ante unos mil dirigentes cocaleros, Morales dijo que "tenemos que ser responsables con Bolivia, con las nuevas generaciones y con el mundo", quien también se quejó porque los sindicatos cocaleros del centro de Bolivia "no están proponiendo nuevas políticas”, lo cual en su opinión es preocupante.
La política de Morales se basa en acuerdos con los sindicatos para controlar la expansión del cultivo y ha tenido relativo éxito. Un informe de la ONU reveló que en 2009 los cultivos de la coca, materia prima de la cocaína, aumentaron en 1% de 30.500 a 30.900 hectáreas de las que 20.000 son legales y están destinadas a usos tradicionales.
Por ese hecho y por sus diferencias políticas con Washington, el gobierno estadounidense incluyó a Bolivia en los dos últimos años en una lista de gobiernos que no cooperan con sus políticas de combate al narcotráfico.
Sin embargo, el liderazgo de Morales frente a los cocaleros es desafiado por un sindicato ubicado al norte de La Paz que protesta contra el gobierno, en un reclamo que ya dura seis días con corte de carreteras que aisló importantes localidades.