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Restricción de visas afecta a negocios de hotelería y restaurantes


Mark Lazarus, de Lazarus Entertainment Group, ha tenido que cerrar varios parques de entretenimientos por falta de trabajadores debido a las restricciones de visas a estudiantes extranjeros.
Mark Lazarus, de Lazarus Entertainment Group, ha tenido que cerrar varios parques de entretenimientos por falta de trabajadores debido a las restricciones de visas a estudiantes extranjeros.

La restricción de visas a estudiantes extranjeros está afectando a negocios en las industrias hoteleras y de restaurantes en este verano en la Costa Este de EE.UU. Por falta de mano de obras, muchos negocios están recortando sus horarios y temen que las finanzas se verán afectadas en la ya frágil economía.

Para esta temporada del año, el restaurante The Friendly Fisherman (El Pescador Amistoso), usualmente estaría al reventar con estudiantes extranjeros limpiando mesas y ayudando a preparar las órdenes de fajitas de ostras y canastas de pescado con papitas.

Pero debido a la suspensión de visas, Janet Demetri no estará empleando a unos 20 estudiantes extranjeros este verano. Así que mientras las multitudes regresan, Demetri debe trabajar con nueve personas en su restaurante y mercado, obligándola a cerrar el negocio un par de veces a la semana.

“Es realmente molesto porque estamos muy ocupados”, dijo Demetri. “No nos damos abasto una vez que abrimos las puertas”.

La administración Trump anunció el mes pasado que estaba extendiendo una prohibición de tarjetas de residencia y agregando muchas otras visas temporales a la prohibición, incluyendo las visas de intercambio cultural J-1 y las visas H-2B. Los negocios de sectores desde la exploración forestal, la pesca y de servicios hoteleros, dependen de estos tipos de visa, aunque se hicieron excepciones para el sector del procesamiento de alimentos.

La medida fue anunciada como una oportunidad para hacer disponibles unos 525,000 empleos para estadounidenses golpeados por la contracción económica, aunque la administración no ofreció evidencias para respaldar tal afirmación. Los promotores de reformas inmigratorias han aplaudido la medida e insistido en que debería ser fácil encontrar estadounidenses para atender mesas y vender recuerdos en los destinos turísticos.

“El trabajo que hacen las personas con visas H-2B o visas J-1 no es algo extraño para los estadounidenses”, dijo Mark Krikorian, director ejecutivo del Centro para Estudios de Inmigración. “Esos empleos son ya casi en su mayoría hechos por estadounidenses ya sea en jardinería, arreglando camas o sirviendo helados. Los empleadores simplemente tendrán que mejorar su estrategia de contratación porque hay unos 20 millones de personas desempleadas de entre las que pueden escoger”.

Sufren los destinos turísticos

Los más afectados por la prohibición son las comunidades costeras y hoteles de montaña en la Costa Este, desde New Hampshire, en el norte, hasta Myrtle Beach, en Carolina del Sur.

Los negocios dicen que quieren contratar a estadounidenses, pero aclaran que están en regiones con pequeñas reservas laborales que no pueden hacerle frente a millones de turistas que anualmente las visitan. Las empresas también enfrentan el reto de convencer a trabajadores desempleados, muchos de los cuales aún están recibiendo ayuda federal, por lo que dudan en aceptar un empleo en la industria turística durante la pandemia. Los aumentos en los precios de las viviendas, así como la falta de servicios de cuidado de niños durante esta crisis sanitaria son otros obstáculos.

Mark Carchidi, cuya compañía Antioch Associated USA Inc. procesa las solicitudes para las visas H-2B en la Costa Este, dice que las empresas con las que él trabaja estaban contando con 30,000 visas adicionales a las 66.000 ya contempladas por el programa.

Más de 108.000 visas de trabajo en el verano son emitidas cada año, según el Departamento de Estado, pero este año sólo se han aprobado 1.787.

“Cualquier área hotelera o negocio estacional que puedas imaginarte en cualquier parte del país están siendo terriblemente afectados por esto”, dijo Carchidi.

Dificultades para empresas

La prohibición ha dejado a los negocios estacionales corriendo para llenar vacantes al reactivarse las economías. Muchos están ahora enfocados en recortar sus horarios o cerrar por completo.

Patrick Patrick, quien ha dependido de entre 10 a 15 portadores de visas J-1 para su tienda de materiales excedentes del Ejército y la Armada, en Provincetown, Massachusetts, no consiguió ninguno este año. Redujo el horario de operación y no está ofreciendo servicio al cliente o probadores de ropa.

“Si estás en el sector hospitalario, hotelero o de restaurantes y realmente no tienes personal, no puedes fingir”, dijo Patrick, quien es el presidente de la Cámara de Comercio local. “Estamos fingiendo. Estamos tirando la mercadería al piso y dejando que los clientes caminen sobre ella y esperando que la compren. Pero eso no lo puedes hacer en un restaurane”.

En Myrtle Beach, los negocios solo obtuvieron una fracción de las 3.000 visas J-1 y H-2B que esperaban, según Stephen Greene, presidente de la Asociación Hotelera del Area de Myrtle Beach.

Mark Lazarus, el presidente de Lazarus Entertainment Group, emplea 1.000 personas en sus tres parques de entretenimiento. Bajarán unos 150 de ellos son normalmente personas con visas J-1, pero ninguno llegó este año. Como resultado, tuvo que recortar su horario de operaciones y reducir el número de cajeros.

Lazarus está de acuerdo con los esfuerzos de Trump para reducir la inmigración ilegal, pero admite que la prohibición a las visas J1 “me aturde”. No hay suficientes estudiantes para llenar plazas estacionales en Myrtle Beach, dijo, y le preocupa que la prohibición afecta la frágil economía.

“Nuestros ingresos se reducirán porque estamos recortando nuestros horarios y porque no podemos abrir todas las atracciones”, agregó.

Serie especial de la Voz de América

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