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Las secuelas económicas del coronavirus en Centroamérica: desempleo y trabajo informal


Un hombre en El Salvador es rociado con un líquido desinfectante, una de las medidas tomadas por las autoridades para frenar la propagación del COVID-19. 2 de junio de 2020.
Un hombre en El Salvador es rociado con un líquido desinfectante, una de las medidas tomadas por las autoridades para frenar la propagación del COVID-19. 2 de junio de 2020.

Los miembros de FECAMCO analizaron cómo las medidas implementadas para controlar la pandemia de la COVID-19 ha llevado a la región a la pérdida de miles de empleos y ha hecho que el empleo informal aumente.

Presidentes de las seis cámaras de comercio que conforman la Federación de Cámaras de Comercio del Istmo Centroamericano (FECAMCO) concluyeron que la pandemia del coronavirus, junto con las medidas implementadas por los gobiernos de la región, ha resultado en la perdida de miles de empleos formales y en el aumento de oficios informales.

De acuerdo con Jorge Hasbún, presidente de la Cámara de Comercio de El Salvador, el cierre prolongado de la actividad comercial provocó que en en este país se perdieran “100 millones de dólares cada día y se afectaran más de 10.000 empleos”, además agregó que, en la medida que se implementen más restricciones, “la situación va a ser peor”

El análisis, realizado durante un conversatorio virtual a finales de esta semana, también abordó otros temas, como la necesidad de que los gobiernos centroamericanos logren un balance entre la salud y la economía.

Según datos oficiales del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), hasta el 30 de junio, la región reportaba 83.282 casos confirmados por COVID-19: unos 53.140 casos activos, 27.967 recuperados y 2.175 fallecidos.

Los participantes Jorge Briz, de Guatemala, Jorge Hasbun, de El Salvador, José Luis Rivera, de Honduras, Carmen Hilleprandt, de Nicaragua, el costarricense Julio Castilla y el panameño Jean Pierre Leignadier, dieron a conocer las siguientes conclusiones:

Es imperante que los países de la región realicen una reapertura económica mesurada con equilibrio, que permita un sano balance entre la salud y la economía. Este equilibrio debe ir de la mano con la seguridad que brinda la certeza jurídica en las decisiones apegadas al estricto derecho y el cumplimiento responsable de los protocolos de bioseguridad, que permiten a los ciudadanos adaptarse a la nueva forma de convivir y trabajar.

Los gobiernos de Centroamérica deben, a toda costa, ser cuidadosos con el gasto público y transparentes con el mismo para el adecuado uso de los recursos.

La pandemia ha dejado al descubierto la debilidad de los sistemas de la salud centroamericanos y la incapacidad de los gobiernos para afrontar la misma. Esto, según apuntaron los expertos, se debe a años de corrupción impidiendo realizar mejoras efectivas a los sistemas de salud, que van desde aumentar la capacidad humana, equipos e infraestructura; hasta la inversión en investigación y desarrollo.

Es necesario que todos los países, sin excepción, trabajen con una agenda efectiva y comprometida en integración regional, evitando tomar medidas unilaterales que contravengan los instrumentos jurídicos regionales y que estropeen los logros alcanzados a la fecha, que no son los óptimos, pero que deben respetarse para avanzar a la tan ansiada Unión Aduanera centroamericana.

Durante el evento también se estudiaron los datos macroeconómicos de los seis países que conforman el istmo centroamericano.

Serie especial de la Voz de América

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