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¿Cómo será la distribución de la vacuna para COVID-19?


Algunas vacunas para COVID-19 deben almacenarse a temperaturas muy frías y los hospitales y otros centros de salud se están preparando para poder conservarlas.
Algunas vacunas para COVID-19 deben almacenarse a temperaturas muy frías y los hospitales y otros centros de salud se están preparando para poder conservarlas.

Organismos como la Organización Panamericana de la Salud o la Organización Mundial de la Salud han diseñado programas para asegurar que las vacunas también lleguen a los países más vulnerables.

Las farmacéuticas Pfizer y Moderna han pedido una autorización de emergencia a la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés) para empezar a administrar sus vacunas, que tiene una efectividad en torno al 95%.

La puesta en marcha del fármaco supone algunos retos para los hospitales y farmacias que quieran disponer de la vacuna, sobre todo porque se requerirá de un equipo especial para su conservación a baja temperatura.

¿Qué se necesita para su preservación?

Moderna ya ha confirmado que la distribución de la vacuna no alterará la logística respecto a otros medicamentos porque sus dosis no requieren de un almacenamiento especial. Su vacuna debe almacenarse a -20º C, que es la misma temperatura que soporta un congelador convencional.

“No creo que nuestra vacuna plantee desafíos únicos ni ninguna infraestructura inusual”, dijo el Dr. Tal Zaks, director médico de la farmacéutica.

Sin embargo, la vacuna de Pfizer requiere una temperatura muy baja, por lo que los centros sanitarios ya empiezan a preparar la infraestructura necesaria para poder almacenar las dosis y preservar su garantía y seguridad.

“Es una vacuna que ha sido eficaz en los datos preliminares que se han liberado, pero hay que almacenarlas en unas muy bajas temperaturas que no están disponibles en muchos de nuestros países”, explicó el Dr. Marcos Espinal, director del departamento de enfermedades transmisibles y análisis de la salud de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en referencia a los retos que presenta la distribución de la vacuna.

Los hospitales se alistan para preparar las primeras dosis

Algunos hospitales de Estados Unidos, como en Florida y Texas, ya están diseñando un plan especial para asegurarse unos congeladores capaces de proveer estas condiciones.

La Universidad de Texas en Austin está a la espera de recibir las primeras dosis cuando la FDA dé luz verde para que se puedan administrar las vacunas, algo que podría ocurrir en menos de cuatro semanas, según apuntan algunos expertos sanitarios consultados por la Voz de América.

A través de un correo electrónico enviado a todo el equipo de UT Health, la jefa clínica, Dra. Amy Young, confirmó hace unos días que ese centro está haciendo grandes esfuerzos para estar preparados ante la llegada inminente de las primeras vacunas contra COVID-19 ya sea de Moderna o de Pfizer.

“No esperaba que tuviéramos la vacuna tan pronto, aunque podría ser que recibamos la vacuna más tarde, pero tenemos que estar preparados para cuando eso pase”, dijo Young en un correo recogido por varios medios de comunicación.

Ni el centro de Texas ni ningún otro de Estados Unidos puede recibir la vacuna antes de la aprobación de la FDA, “por lo que se deberá esperar”, según dijo Espinal durante la charla semanal que organiza la OPS para abordar la situación de la pandemia en el hemisferio occidental.

Objetivo: llegar a toda la población

Varios expertos médicos han advertido que, sobre todo al principio, es “más importante vacunar al 20% de toda la población mundial, que no al 20% de todo Estados Unidos”, de acuerdo con Rafael Vilasanjuan, director del Instituto de Salud Global (ISG) de Barcelona.

Es decir, el objetivo es evitar que los países ricos e industrializados, como Estados Unidos o los miembros de la Unión Europea, puedan acaparar la mayoría de las primeras dosis de la vacuna.

Por esa razón, algunos organismos como la OPS o la Organización Mundial de la Salud (OMS) han diseñado programas para asegurar que las vacunas también lleguen a los países más vulnerables, por ejemplo, de América Latina.

La OMS impulsó la COVAX, un mecanismo para que las naciones más pobres puedan tener acceso a la vacuna. Se pronostica que se adquirirán 2.000 millones de inyecciones de varios fabricantes, entre ellos Pfizer y Moderna, que son algunas de las farmacéuticas más avanzadas en la investigación.

“Debemos prevenir el nacionalismo de las vacunas”, apuntó el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una conferencia de prensa. Hasta el momento, más de 170 países de todo el mundo se han unido a esta iniciativa que permitirá erradicar los focos de infección de la COVID-19 en todo el mundo.

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