Una activista mexicana exigió un tratamiento mejor para las familias mexicanas que viven en Estados Unidos.
Elvira Arellano dijo que acampa a las puertas de la Embajada de Estados Unidos en Ciudad de México y observa una huelga de hambre para exigir cambios en las políticas de inmigración estadounidenses.
Autoridades estadounidenses deportaron a Arellano, a México, en agosto, luego de que ella evitara la deportación durante un año, refugiándose en una iglesia, en Chicago.
Arellano se negó a rendirse a las autoridades estadounidenses que la habían condenado en 2002, por trabajar ilegalmente en la ciudad.
El hijo de Arellano, de 8 años de edad, permanece en Estados Unidos, al cuidado de la familia de un pastor de la iglesia de la ciudad de Chicago.
El presidente mexicano, Felipe Calderón, dijo, poco después de la deportación de Arellano, que su gobierno trabajará para obtener una visa para ella.