El presidente Bush llegó a Budapest para las ceremonias que marcan en quincuagésimo aniversario de la Revolución Húngara, un alzamiento brutalmente aplastado por fuerzas soviéticas.
El mandatario viajó a la capital de Hungría desde Viena después de concluir una conferencia cumbre europeo-estadounidense que sus participantes describieron como fructífera, a pesar de algunas diferencias.
El canciller austriaco, Wolfgang Schuessel, cuyo país tiene actualmente la presidencia rotativa de la Unión Europea dijo que las conversaciones cubrieron una amplia serie de asuntos que incluyeron Iraq y los Balcanes. Bush elogió a los lideres europeos por su cooperación en la edificación de la democracia en zonas como los países balcánicos.
Reconoció la preocupación europea sobre el terrorista detenido en Guantánamo, Cuba, e indicó disponibilidad para que la instalación sea clausurada. Bush dijo que unos 460 reclusos en ese lugar podrían ser enviados a sus países de origen, pero señaló que hay otros que calificó como “asesinos a sangre fría” cuyos juicios dependen de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos.
El presidente de la Comisión Europea. José Manuel Durao Barroso, aplaudió un acuerdo estadounidense para comenzar un diálogo de alto nivel sobre cambios climáticos. Expresó además confianza de que las diferencias entre Estados Unidos y la Unión Europea sobre comercio mundial puedan ser solucionadas.