En Indonesia, la policía intensificó las medidas de seguridad en toda la nación, ante el temor de que puedan producirse más atentados con bombas como el registrado el 12 de octubre en un club nocturno de la isla de Bali, que dejó un saldo de más de 180 muertos.
En Yakarta, los funcionarios de seguridad están registrando los vehículos que ingresan a los estacionamientos de centros comerciales, hoteles y edificios de oficinas.
Guardias especiales han sido colocados frente a las escuelas y empresas internacionales.
Los gobiernos occidentales pidieron a sus ciudadanos residentes en Indonesia que eviten los lugares donde suelen reunirse los extranjeros, tales como clubes nocturnos, restaurantes, salas de cine y supermercados.
Las autoridades indonesas sospechan que el atentado en la isla turística de Bali fue obra del grupo radical islámico Jemaah Islamiyhah.