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Miles saludan a su paso al papa Francisco


El papa Francisco besa a un bebé a su paso por una calle de Washington, en la Alameda Nacional.
El papa Francisco besa a un bebé a su paso por una calle de Washington, en la Alameda Nacional.

El papa pareció tomarse todo el tiempo del mundo para tener contacto con la gente, al punto que la oración con los obispos estadounidenses se retrasó al menos medio hora.

Decenas de miles de personas saludaron al papa Francisco a su paso por las calles de Washington, luego de la ceremonia de recibimiento en la Casa Blanca y antes de dirigirse a una reunión con los obispos estadounidenses en la Catedral de San Mateo Apóstol.

El entusiasmo de la multitud y los ensordecedores gritos recordaron a los de las tomas de posesión de los presidentes estadounidenses que suelen seguir una ruta similar.

A diferencia de esos eventos que tienen lugar en enero, cuando el frío es apenas soportable, la multitud y el papa disfrutaron de una mañana soleada y temperaturas agradables, pese a tener que superar los mismos obstáculos y revisiones de seguridad para poder esperar al papa en la calle.

Católicos, en gran parte hispanos, y no católicos tuvieron que llegar a la ciudad desde tempranas horas de la mañana y esperar hasta las 11:00 a.m., a que el papa hiciera su recorrido alrededor de una sección de la Alameda Nacional, donde se encuentran la mayor parte de museos y monumentos de la ciudad.

Pese a que el papamóvil –ya no el pequeño Fiat en que viajó ayer desde la Base Aérea Andrews hasta la Nunciatura, y este miércoles desde la Nunciatura hasta la Casa Blanca—estuvo siempre rodeado por una falange de guardaespaldas caminando a pie, al menos un bebé y una niña fueron presentados y besados por el papa en su camino.

El papa se mostró entusiasmado, saludando y sonriendo todo el tiempo. A la salida de la Nunciatura, antes de dirigirse a la CasaBlanca, saludó a los jóvenes y niños de colegios católicos que lo esperaban y hasta permitió tomarse “selfies” con algunos de ellos.

El papa —el papa del pueblo—pareció tomarse todo el tiempo del mundo para tener contacto con la gente, al punto que la ceremonia de la Casa Blanca se atrazó 15 minutos y la oración con los obispos estadounidenses al menos medio hora.

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