Fiscales alemanes habían esperado a extraditar a, Johann “Hans” Breyer, por su presunto servicio de guerra como guardia de Waffen SS en Auschwitz en 1944.
Pero Breyer murió horas antes de que un juez de Estados Unidos aprobara la solicitud de extradición. Había pasado un mes en la cárcel, por cargos de cómplice de asesinato en la muerte de 216.000 judíos, antes de ser hospitalizado el sábado.
"Un guardia de campo de concentración, como Breyer no podría haber servido en Auschwitz durante el pico del reinado del terror nazi en 1944 sin saber que cientos de miles de seres humanos estaban siendo masacrados brutalmente en cámaras de gas y luego quemados en el lugar", afirmó el magistrado estadounidense, Timothy Rice.
Breyer había afirmado que no tenía conocimiento de la masacre masiva en Auschwitz y después de que él no había participado en ella, pero "las acusaciones alemanas contradicen sus afirmaciones", escribió el juez.
Autoridades alemanas en Weiden emitieron una orden de captura en 2013 en contra de Breyer, que lo acusaba de 158 cargos de cómplice de asesinatos.
Breyer se mudó a Filadelfia después de la Segunda Guerra Mundial y durante décadas vivió una vida tranquila y de clase media, con su esposa, hijos y nietos. Él tenía la ciudadanía estadounidense por su madre haber nacido en EE.UU.