Representantes de 111 naciones adoptaron formalmente una amplia prohibición de las bombas de racimo.
El tratado se firmó al cierre de una reunión de 12 días, este viernes, en Dublín, y prohíbe el uso, producción, transferencia y acumulación de bombas de racimo.
Exige que los signatarios destruyan sus arsenales en el plazo de ocho años y que asistan en la limpieza de áreas contaminadas.
El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, expresó beneplácito ante el acontecimiento y urgió a todos los países a firmar el pacto sin demora.
Estados Unidos, uno de los mayores fabricantes mundiales de bombas de racimo, se opone a la prohibición.
Washington boicoteó la conferencia de Dublín, así como Israel, Rusia, China, India y Pakistán.
En una avenencia destinada a satisfacer a la OTAN, los países que firmen el tratado aún podrán mantener cooperación militar con aquellos que no lo hagan.