Exactamente 60 años después que el emperador de Japón Hirohito anunciara la rendición que puso fin a la Segunda Guerra Mundial, el actual emperador Akihito, inclinó su cabeza e hizo una reverencia hoy lunes durante un minuto de silencio.
Akihito, junto la emperatriz Michiko, estuvo presente en una ceremonia pública nacional de recuerdo frente a un enorme arreglo floral y leyó una breve declaración.
El gobernante japonés dijo que, pasando revista a la historia, él espera de todo corazón que los horrores de la guerra no se repitan nunca más.
El primer ministro Junichiro Koizumi dijo en una ceremonia televisada que Japón causó grandes daños y dolor a los pueblos de muchos países, especialmente entre sus vecinos asiáticos.