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Líder de la oposición de Bielorrusia rechaza la ayuda occidental: "Es un asunto interno"


Sviatlana Tsikhanouskaya, excandidata presidencial por Bielorrusia, durante una entrevista con AP en Lituania. 1 de septiembre de 2020.
Sviatlana Tsikhanouskaya, excandidata presidencial por Bielorrusia, durante una entrevista con AP en Lituania. 1 de septiembre de 2020.

La Voz de América conversó con Sviatlana Tsikhanouskaya, quien se ha convertido en la joven líder de la oposición política de Bielorrusia, país que está viviendo una crítica situación tras las denuncias de un fraude electoral que habría permitido la reelección de Alexander Lukashenko.

La crisis política de Bielorrusa país es "un asunto absolutamente interno", aseguró a la Voz de América la líder opositora Sviatlana Tsikhanouskaya, quien rechaza por el momento cualquier idea de una inminente intervención o ayuda de parte del hemisferio occidental.

“El pueblo bielorruso tiene la responsabilidad de lo que está sucediendo. Creemos que tenemos que resolver este problema por nosotros mismos", insistió Tsikhanouskaya en una entrevista exclusiva con la VOA, realizada el lunes desde Vilnius, Lituania.

“Pero, si sucede que algún día necesitemos la ayuda de otros países, ayuda como para organizar esto, tal vez mediación o negociaciones, cualquier país que quiera ayudarnos con esos asuntos, por supuesto que está invitado”, agregó.

Decenas de miles de personas han salido a las calles de las ciudades bielorrusas en las últimas semanas para exigir la dimisión del presidente Alexander Lukashenko, quien se niega a dimitir. Lukashenko se adjudicó la victoria en las elecciones del 9 de agosto, pero los partidos de oposición, junto con Estados Unidos y la Unión Europea, han dicho que las elecciones fueron fraudulentas.

Lukashenko ha negado haber manipulado las elecciones, pero ha utilizado a la policía antidisturbios y al personal de las fuerzas especiales para reprimir las manifestaciones.

Cientos de manifestantes han sido arrestados y ha circulado evidencia de abuso y tortura de parte de las autoridades a las personas que han sido detenidas. Se ha dado a conocer que al menos cuatro personas han muerto durante las manifestaciones.

Tsikhanouskaya fue detenida brevemente y huyó al país vecino, Lituania, después de las elecciones, temiendo por su seguridad y la de su familia. Se negó a dar más detalles sobre por qué dejó Bielorrusia.

“Tenía grandes razones para dar este paso. No puedo hablar de esto ahora. Quizás en el futuro cuente todo sobre mi historia, pero ahora no puedo comentar sobre ella", dijo a la Voz de América.

Tsikhanouskaya se postuló para la presidencia después de que su esposo, Sergei Tsikhanousky, un destacado bloguero de YouTube, fuera arrestado en mayo y se le impidiera participar en las elecciones. Varias otras figuras de la oposición también fueron arrestadas y sus esposas se unieron al movimiento político de oposición.

Tsikhanouskaya elogió a los cientos de mujeres que han participado en las protestas en los últimos días, muchas de ellas vestidas de blanco y rojo, los colores tradicionales -que se han convertido en emblemáticos- de la oposición política al gobierno de Lukashenko.

"Estoy muy orgullosa de que las mujeres estén jugando un gran papel en estas manifestaciones en esta supuesta revolución", dijo Tsikhanouskaya a la VOA. “Nuestras mujeres demostraron que juegan un gran papel en la vida de todos y tal vez las inspiramos para este movimiento porque teníamos que movilizarnos en lugar de nuestros hombres", comentó.

Los Bielorrusos han expresado su apoyo a Sviatlana Tsikhanouskaya.
Los Bielorrusos han expresado su apoyo a Sviatlana Tsikhanouskaya.

La exmaestra de inglés de 37 años reiteró además su postura de que Bielorrusia debe celebrar nuevas elecciones supervisadas por observadores internacionales.

“La única salida a esta crisis política es la negociación”, dijo.

La VOA preguntó a Tsikhanouskaya si a Lukashenko se le debería permitir presentarse a las nuevas elecciones.

"El señor Lukashenko es un ciudadano de nuestro país, por lo que físicamente puede. Pero sobre si él tiene el derecho moral de participar... esa es una gran pregunta", reflexionó.

Lukashenko ha estado en el poder durante 26 años y muestra pocas señales de estar dispuesto a comprometerse con la oposición, a pesar de las protestas y las huelgas masivas que han paralizado partes del país durante las últimas tres semanas. Al contrario, su gobierno ha cancelado recientemente las visas de muchos periodistas extranjeros que informaban sobre la crisis.

El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo la semana pasada que tenía una fuerza de reserva policial lista para intervenir en Bielorrusia si fuera necesario.

El lunes, Lituania, Letonia y Estonia impusieron restricciones de viaje a Lukashenko y a otros 30 funcionarios bielorrusos. Los países bálticos están apuntando a funcionarios a los que acusan de haber jugado un papel en la manipulación de sufragios y en la violencia contra los votantes bielorrusos.

Lukashenko respondió el lunes amenazando con cortar las rutas de tránsito europeas a través de Bielorrusia.

Muchos observadores externos han comparado la crisis en Bielorrusia con la revolución en Ucrania, en 2014, cuando Rusia invadió el país tras el derrocamiento del presidente Viktor Yanukovych. Esa revolución estuvo marcada por la presencia de banderas de la Unión Europea entre los manifestantes antigubernamentales. La oposición en este caso pide ayuda de Estados Unidos y otros países occidentales.

Los observadores sostienen que el futuro del movimiento de oposición bielorrusa y el papel de Tsikhanouskaya siguen siendo muy inciertos.

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