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Zelaya acampa en la frontera


Zelaya atravesó brevemente el límite internacional y se internó unos pasos a Honduras en un retorno simbólico que desató críticas internacionales.

Con su sombrero vaquero y armado con un megáfono, el presidente depuesto Manuel Zelaya anunció que instalará un campamento en la frontera de Nicaragua, a unos cien metros de Honduras a la espera del momento indicado para avanzar a su país.

“Vamos a poner un campamento con agua y comida... vamos a permanecer hoy en la tarde, en la noche, mañana en la mañana... esperando a la gente que viene, esperando a mi familia”, dijo Zelaya a unos metros de la línea divisoria binacional.

Horas antes un grupo de soldados hondureños realizó un ejercicio militar justo en la frontera del lado de Honduras.

Zelaya junto a un buen grupo de seguidores levantaron el viernes la cadena que marca la frontera y caminaron unos metros hasta un cartel que decía “Bienvenidos a Honduras”. El mandatario pidió hablar con funcionarios de las fuerzas militares, pero nadie se hizo presente para dialogar.

En El Paraíso, a unos 15 kilómetros dentro del territorio hondureño, cientos de simpatizantes de Zelaya chocaron con militares y policías, que lanzaron gases lacrimógenos para dispersarlos.

“Mi familia está en El Paraíso, no la han dejado pasar”,comentó Zelaya a la multidud, al referirse a su esposa y a su madre.

Por su parte muchos acusaron a Zelaya de promover la violencia y los actos sangrientos en su país con su intento de entrar a Honduras.

La secretaria de estado estadounidense Hillary Rodham Clinton calificó como “imprudente” la decisión de Zelaya de entrar a Honduras, diciendo que esa acción no ayudaría a restaurar la democracia y el orden constitucional en el país.

Desde que Zelaya fue destituido, Estados Unidos, así como varias naciones en el mundo, reconocieron a Zelaya como único presidente tras el que llamaron golpe de estado.

Algunos congresistas estadounidenses se han declarado en desacuerdo con la posición oficial del gobierno de Barack Obama. Incluso, el congresista republicano Connie Mack, viajará a Honduras este fin de semana para reunirse con funcionarios del gobierno y hablar sobre la situación de Zelaya.

“Es importante recordar que la salida de Manuel Zelaya no fue un golpe de estado”, dijo Mack en un comunicado de prensa recibido en la Voz de América.

No obstante un informe de los Derechos Humanos, así como la ONU y la OEA reconocen lo ocurrido el 28 de julio en Honduras como un golpe de Estado ante el gobierno de Zelaya al que reconocen como legítimo.

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