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Asilo de Assange marcha más lento de lo previsto


Página de Interpol, con el rótulo de "Wanted" (requerido), con la foto de Julian Assange.
Página de Interpol, con el rótulo de "Wanted" (requerido), con la foto de Julian Assange.

El fundador de WikiLeaks se siente abandonado por su país, Australia, y teme ser extraditado a Estados Unidos, donde según él, podría enfrentar la pena de muerte por espionaje.

El asilo en Ecuador para el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, parece haberse complicado, porque no está claramente establecido si el australiano huye en realidad de una persecución política o sólo quiere evitar ser procesado por delitos comunes.

Diplomáticos ecuatorianos habían asegurado que la decisión sobre el asilo de Assange, refugiado en la embajada de Ecuador en Londres desde el martes, se hubiera podido definir ayer jueves, pero más allá de la decisión de Ecuador, está de la si el Reino Unido estará dispuesto a entregarle el salvoconducto para que salga de la embajada de Ecuador.

Assange dijo este viernes a una radio australiana que se refugió en la embajada de Ecuador en Londres para llamar la atención sobre un complot de Estados Unidos contra él y porque Australia, su país, lo ha abandonado.

Assange debería ser extraditado a Suecia, que lo reclama por supuestos casos de violación y agresión sexual, aunque su preocupación mayor es que Estados Unidos lo reclame por espionaje, tras la divulgación en 2010 de miles de documentos confidenciales.

El espionaje puede ser castigado con la pena de muerte en Estados Unidos, pero hasta ahora Washington no ha comenzado proceso formal alguno.

"Espero que lo que ahora estoy haciendo atraiga simplemente la atención sobre las cuestiones que están subyacentes", dijo Assange a la radio australiana ABC desde la embajada sudamericana.

Assange dijo que eligió la embajada del Ecuador antes que la de su propio país porque estima que Australia no ha hecho nada para protegerlo. "De hecho, yo estaba frente a una verdadera declaración de abandono. Sólo ha habido palabras vacías. No he visto a nadie de la embajada de Australia desde diciembre de 2010", dijo.

Por su parte, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, se mostró cauto sobre la decisión que tiene que tomar.

"Vamos a tener que conversar y pedir opiniones de otros países. No queremos ofender a nadie, menos aún a un país al que estimamos profundamente como el Reino Unido", dijo Correa a su regreso de Río de Janeiro, donde participó en la cumbre de la ONU Río+20 sobre desarrollo sostenible.

"Pero no claudicaremos tampoco en nuestro derecho soberano de tomar las decisiones que tengamos que tomar", advirtió.

"Estamos estudiando muy seriamente su pedido de asilo, las causales", aseguró el gobernante, añadiendo que su gobierno tomará una decisión “en el momento oportuno”.
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