Un nuevo y clave testigo se une al juicio de Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”. Durante la tarde del noveno día, Juan Carlos Ramírez Abadía, mejor conocido como “Chupeta”, comenzó a testificar en contra del acusado.

“Chupeta” señaló ser el encargado de envíos de cocaína de Colombia a Estados Unidos en el cartel del Norte del Valle, una de las organizaciones encargadas de proveer droga al cartel de Sinaloa.

En las primeras declaraciones, se centró en un recuento de su paso por el cartel y explicó que en 1990 comenzaron sus negociaciones para el envío de coca a “El Chapo”. Relató que durante su primer encuentro, en México, se comenzaron a definir medios de envío, cantidades de entrega, rutas y calidad del producto. Pero un encuentro no fue suficiente, por lo que el viaje se extendió por dos meses, y hubo lugar a más reuniones.

Decidieron utilizar vías aéreas, adquiriendo algunas aeronaves en Estados Unidos, y realizando alteraciones en un número de ellas, como la remoción de sillas, para crear espacio que permitiera llevar ya fuera combustible para largos viajes, o mayores cantidades de droga.

La calidad del producto era su prioridad, resaltó, porque quería tener una buena reputación entre los distribuidores de droga, coincidiendo allí con “El Chapo”, quien de igual forma, le hizo énfasis en este punto.

En 1989 comenzó la historia entre Ramírez Abadía y Guzmán Loera, cuando gracias a Ismael “El Mayo” Zambada, establecieron su primer contacto, que según él, sería de interés mutuo.

Poco después comenzaron a hacer negocios, aunque a través de “El Chapo”, relata Ramírez, “era mucho más caro” hacer los envíos que comenzaban en Colombia y llegaban a Los Ángeles. Cobraba el 40 por ciento del producto, mientras que los otros narcotraficantes tomaban solo un 37 por ciento del mismo. Pese a ello, resaltó que la velocidad del envío justificaba el porcentaje. Mientras “El Chapo” tardaba una semana, sus competidores tomaban hasta más de un mes.

Con este lazo entre los dos carteles, explicó Ramírez, comenzó la historia de la droga camuflada en las latas de jalapeños. Un molde le fue entregado al cartel de Sinaloa al del Norte del Valle, y comenzaron a hacer pronto los envíos de cocaína en forma cilíndrica. La droga que era enviada de Colombia ya iba moldeada, y en México se encargarían del empaque en las latas de marca “La Comadre”, que iban acompañadas de arena para compensar el peso marcado en la etiqueta y así evitar sospechas.

Tiempo después, con una carga incautada en Los Ángeles, se vieron obligados a cambiar de estrategia, pues habían tenido una gran pérdida. Incluso hubo documentos de incautación, con lo que Arturo Guzmán, alias “El Pollo” y hermano de “El Chapo”, tuvo que pagar la pérdida.

El tráfico de drogas entre el cartel de Sinaloa y el cartel del Norte del Valle duró alrededor de 10 años.

“Chupeta” señaló que siempre enviaba su droga marcada, así podría reconocer su producto. El nombre variaba cada vez que les incautaban un cargamento, ¿la intención? confundir a las autoridades y evitar ser identificados.

Dice, que según recuerda, alguno de los nombres fueron Clinton, como el apellido del expresidente estadounidense; Rolex, como la marca de relojes; y Reina, entre otros. Con el tiempo usaron símbolos como un caballo y un signo de dólar.

Hechos de corrupción volvieron a ser mencionados. En este nuevo testimonio se volvió a nombrar a la policía federal de México, que en ocasiones habría recibido y hasta trasladado los cargamentos de la droga, al menos durante los primeros envíos.

Ramírez Abadía, quien estuvo detenido por un mes entre 1987 y 1988 por portar documentos falsos, fue recapturado en Brasil, por narcotráfico, en 2007, momento en el que inició el acuerdo de extradición con EE.UU., el cual se hace efectivo aproximadamente un año después.

​Más testigos claves

"Chupeta" no fue el único testigo estrella de la fiscalía durante la semana en el caso contra "El Chapo" Guzmán, también estuvo Miguel Ángel Martínez Martínez, alias “Tololoche” ó “El Gordo”, quien por cuatro días consecutivos respondió a preguntas en la corte federal del distrito este en Brooklyn, Nueva York.

Martínez, expiloto del cartel de Sinaloa, y al parecer cercano servidor de Guzmán, durante estos días ofreció detalles de cómo funcionaba la organización y el rol de algunos de los miembros que la integraban cuando entre los años 1986 y 1998, él hacía parte de ella.

El jueves, al cierre de la entrega de su testimonio, tanto la defensa como la fiscalía, hicieron especial énfasis en la importancia de la veracidad de sus declaraciones, pues de caer en falso testimonio estaría cometiendo el delito de perjurio, el cual podría enviarlo de vuelta a una prisión.

18 meses y más de 30 reuniones fueron necesarios para la preparación del testimonio de “Tololoche” en el marco del juicio a Joaquín Guzmán Loera. Gastos logísticos, de transporte y estadía, entre otros, fueron cubiertos con los 43.000 dólares reportados por el gobierno. Otros 13.000 dólares habrían sido entregado al testigo cooperante para gastos de mantenimiento de él y su familia.

Al terminar con el testimonio de Martínez, la corte escuchó a dos agentes de seguridad relacionados con dos allanamientos a distintas embarcaciones.

El primero se trataría de una embarcación llamada Lina María en aguas ecuatorianas en 2004. Era una embarcación de Cambodia, pero todos los tripulantes, 10 en total, eran colombianos, donde se encontraron paquetes de cocaína.

La otra se trataría de “San José”, una embarcación pesquera estadounidense, que fue interceptada cuando se dirigía al norte en extrañas circunstancias donde también encontraron paquetes de cocaína.

Con todos estos testimonios concluyó la tercera semana de juicio, pero allí no terminan los relatos de “Chupeta”, quien continuará declarando el lunes 3 de diciembre de 2018, cuando se retome la jornada.