El gobierno sueco denunció este miércoles que las autoridades de Bielorrusia expulsaron a todos sus diplomáticos del país y han forzado al cierre de la embajada de Estocolmo en Minsk.
El hecho ocurre después de que el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, dispuso la semana pasada la salida del embajador sueco de Minsk.
El detonante parece haber sido el lanzamiento el mes pasado de un millar de osos de peluche sobre Bielorrusia desde una avioneta sueca. Los muñecos llevaban pegadas pancartas que decían “Apoyamos la lucha de los bielorrusos por la libertad de expresión”.
Según el canciller sueco, Carl Bildt, el miedo de Lukashenko a los derechos humanos “está llegando a niveles máximos”. El gobernante bielorruso es considerado el último dictador que queda en Europa.
Las autoridades suecas sostienen que el diferendo diplomático entre los dos países se debe a la defensa que hace Suecia de los valores democráticos y los derechos humanos.
Un comunicado oficial difundido por Bielorrusia anunció que iba a retirar "a todos sus diplomáticos en Suecia" y que había "propuesto a Suecia retirar a todos sus diplomáticos en Bielorrusia a más tardar el 30 de agosto de 2012”.
La nota aludió al “principio de reciprocidad” y dijo que "desgraciadamente, el ministerio de Relaciones Exteriores (sueco) ha optado por agravar las tensiones".
El comunicado indicó que la culpa era de Suecia por haber retirado sus permisos de residencia a dos diplomáticos bielorrusos de alto rango en Estocolmo y rechazado al nuevo embajador bielorruso.
Las relaciones bilaterales, ya tirantes, se agravaron después de que el pasado viernes se anunció la expulsión del embajador sueco en Minsk y las represalias inmediatas de Estocolomo, que rechazó la llegada de un nuevo embajador bielorruso.
Fuentes diplomáticas informaron que la crisis será objeto de una reunión de emergencia este viernes de los embajadores de la Unión Europea en Bruselas.
El hecho ocurre después de que el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, dispuso la semana pasada la salida del embajador sueco de Minsk.
El detonante parece haber sido el lanzamiento el mes pasado de un millar de osos de peluche sobre Bielorrusia desde una avioneta sueca. Los muñecos llevaban pegadas pancartas que decían “Apoyamos la lucha de los bielorrusos por la libertad de expresión”.
Según el canciller sueco, Carl Bildt, el miedo de Lukashenko a los derechos humanos “está llegando a niveles máximos”. El gobernante bielorruso es considerado el último dictador que queda en Europa.
Las autoridades suecas sostienen que el diferendo diplomático entre los dos países se debe a la defensa que hace Suecia de los valores democráticos y los derechos humanos.
Un comunicado oficial difundido por Bielorrusia anunció que iba a retirar "a todos sus diplomáticos en Suecia" y que había "propuesto a Suecia retirar a todos sus diplomáticos en Bielorrusia a más tardar el 30 de agosto de 2012”.
La nota aludió al “principio de reciprocidad” y dijo que "desgraciadamente, el ministerio de Relaciones Exteriores (sueco) ha optado por agravar las tensiones".
El comunicado indicó que la culpa era de Suecia por haber retirado sus permisos de residencia a dos diplomáticos bielorrusos de alto rango en Estocolmo y rechazado al nuevo embajador bielorruso.
Las relaciones bilaterales, ya tirantes, se agravaron después de que el pasado viernes se anunció la expulsión del embajador sueco en Minsk y las represalias inmediatas de Estocolomo, que rechazó la llegada de un nuevo embajador bielorruso.
Fuentes diplomáticas informaron que la crisis será objeto de una reunión de emergencia este viernes de los embajadores de la Unión Europea en Bruselas.
