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Periodismo contramarea en la caótica Venezuela


Los periodistas pasan muchas horas en búsqueda diaria de comida, gas, medicina y dinero, tiempo que no se pasa reportando.
Los periodistas pasan muchas horas en búsqueda diaria de comida, gas, medicina y dinero, tiempo que no se pasa reportando.

La hora pico de la mañana en el centro de Caracas puede que luzca como cualquier otra, pero viendo un poco más allá, uno puede ver cuán diferente es en realidad.

El metro no funciona y los buses no son confiables. El servicio eléctrico es irregular y propenso a fallar, como el Wi-Fi y el internet. Algunas residencias en la ciudad no han tenido agua por seis meses, y la hiperinflación ha dejado a Caracas mayormente sin efectivo.

Notablemente, hay pocas noticias, ya sea en radio o TV, en prensa, o en la web. Lo que sí existe es un control estatal, y voces independientes son difíciles de encontrar. Pero están allí, gracias a la tenacidad de un comprometido cuerpo de periodistas que trabajan en un país que está en gran parte descompuesto.

“Los reporteros se sienten frustrados por las condiciones de vida de sus familias y de ellos mismos”, dijo César Batiz, editor de El Pitazo, uno de los medios de comunicación independiente más grandes.

“No es ningún secreto que los periodistas venezolanos tienen que lidiar con un gobierno autoritario, como en Nicaragua, Bolivia, Ecuador o Rusia. Ellos también tienen que lidiar con problemas del día a día como no conseguir comida, medicina, transporte o pagar la renta, que cada año es más difícil de hacer”, agregó Batiz.

El Pitazo se jacta, a diferencia de muchos medios de comunicación hoy en día, de tener reporteros en cada rincón de Venezuela.

“A ellos (el gobierno de Venezuela) no les gusta que estamos creando conciencia e informando a los venezolanos. Tenemos personas en cada comunidad, ellos son nuestros oídos y voz. Ellos nos cuentan qué ocurre en sus vecindarios e informan a otras personas de lo que estamos publicando”, indicó Batiz.

El gobierno de Nicolás Maduro continúa reprimiendo la libertad de prensa en Venezuela. En los últimos cuatro años, Venezuela cayó 32 lugares en el índice mundial anual de libertad de prensa, estando ahora en el puesto 148 de 180 países.

Explora esta cronología del deterioro de la libertad de prensa en Venezuela:

Medios de comunicación críticos al gobierno son cerrados, reporteros acosados y arrestados, y Maduro frecuentemente se refiere a la “guerra mediática”.

Los peligros y desafíos que enfrentan los periodistas venezolanos hacen una larga lista. Han sido acosados, detenidos, y golpeados por la policía. Han sido robados y asaltados tanto por partidarios pro y contra el gobierno. La búsqueda diaria de comida, gas, medicina y dinero puede tomar muchas horas, tiempo que no se pasa reportando.

Comida, agua y refugio

Janeth De Abreu conoce bien las dificultades que enfrentan sus periodistas. De Abreu es la directora editorial de VivoPlay, un servicio de televisión por pago que fue bloqueado.

“Algunos periodistas que trabajan para nosotros han estado más de seis meses sin agua en sus casas”, explica. “Tienen que bañarse con un recipiente pequeño. Otro desafío es la falta de transporte antes que los reporteros lleguen al trabajo. El transporte público en Caracas es extremadamente caótico y el Metro de Caracas no funciona correctamente”.

Vivo Play dispuso transporte para algunos de sus trabajadores y Abreu incluso ha permitido a otros quedarse en casa. Ser una directora editorial hoy en día, afirma, no es solo planificar la cobertura. Es cada vez más importante que proteja el bienestar de sus reporteros, dentro y fuera del trabajo.

“Tenemos a varios periodistas de hecho que han sido arrestados mientras trabajan”, relató De Abreu. “El día del ataque del dron en la avenida Bolívar, uno de los periodistas que estaba trabajando fue enviado a la locación inmediatamente”.

“Cuando algo así ocurre en Venezuela, nuestros periodistas van preparados con equipo antimotines, incluyendo chalecos antibalas y casco. Cuando llegamos a la locación, a la Guardia Nacional le causó sospecha el porqué estábamos vestidos así. Detuvieron a nuestro equipo por horas”, explicó De Abreu.

Mientras Vivo Play y otros incrementan su presencia en la web, el gobierno ha intensificado su agresivo esfuerzo para bloquear el acceso a varias páginas de internet. Aún así, De Abreu y su personal intentan mantenerse un paso adelante de los bloqueos.

“El hecho de que estamos presentes en el internet y redes sociales les permite a las personas informarse”, expuso. “Hay más noticias que dar, y que las personas nos sigan es una gran recompensa. Tenemos trabajo que hacer, pero nuestra gratificación es más grande porque las personas nos están viendo y se están informando”.

¿Sin internet? Toma un bus

Aplicaciones de mensajería como WhatsApp puede que sean una herramienta a la que recurren periodistas como De Abreu, pero otros han encontrado medios de la vieja escuela para llegar a la audiencia.

Un buen ejemplo: “El Bus TV”, que es exactamente lo que suena. Con la dirección editorial de la experimentada periodista Laura Helena Castillo, alrededor de 50 estudiantes universitarios voluntarios se suben al transporte público venezolano y simplemente leen las noticias en voz alta, todo mientras sostienen una imagen recortada de un televisor para enmarcar sus caras.

“Vamos en los buses y narramos las noticias a una audiencia que tiene poco o ningún acceso a medios independientes o internet”, explicó Castillo. “Este es el alma de lo que hacemos; no esperamos que la audiencia venga a nosotros, vamos a donde está la audiencia”.

No a todos los pasajeros les gustan las presentaciones, pero Castillo dice que mientras haya un número suficiente, ella y su equipo las seguirán haciendo.

Castillo indicó que: “nuestro deber es informar. Trabajar en el Bus TV es como escapar a la realidad, escapar de las cosas por las que tenemos que pasar como venezolanos. Esto nos hará crecer como periodistas y como ciudadanos venezolanos”.

Ya sea “Al Aire”, en la web, o incluso en un bus, los periodistas venezolanos están trabajando horas excepcionalmente largas y a menudo en circunstancias peligrosas. La hora pico de la mañana ya pasó y María Jesús Vallejo, una reportera de El Pitazo, recientemente viajó a casa en la oscuridad de la noche. La caminata a oscuras la asustó un poco, admite, ¿pero qué opción tiene? Quiere servir a su país, como periodista.

“Algunas veces no sé si lo que hago vale la pena”, cuestionó. “Claro, algunas veces siento que el trabajo que hago es muy útil, y que en algún punto alguien va a mirar hacia atrás y verá que los derechos humanos fueron violados".

“Creo que mi trabajo y publicaciones serán útiles para que no repitamos la historia”, reflexiona Vallejo, “y eso tiene más valor que lo que yo hago”.

Colaboraron desde Caracas: Luisana Losano y Adriana Nuñez.

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