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Republicanos frente a la realidad de la nominación de Trump


El New York Post puso en su portada el titular "Rey Don", en referencia a Donald Trump, pero dentro del propio partido no todos le manifestar su apoyo.
El New York Post puso en su portada el titular "Rey Don", en referencia a Donald Trump, pero dentro del propio partido no todos le manifestar su apoyo.

Donald Trump podría haber botado casi todos los pilares de la filosofía republicana y ha dejado al partido en medio de una profunda crisis de identidad.

La prolongada y brutal batalla por la nominación presidencial republicana terminó el miércoles, dejando un nuevo líder en el Partido Republicano: Donald Trump.

La reacción de los republicanos a nivel nacional fue una mezcla de incredulidad, enojo y mezquina aceptación, dejando claro que el partido puede tener un nuevo líder, pero que el futuro del partido solo se despejará hasta después de las elecciones de noviembre.

Las primeras señales de que el partido no se unirá inmediatamente detrás de Trump como nominado, emergieron la noche del martes, cuando el senador por Texas, Ted Cruz, se salió de la campaña luego de una contundente derrota a manos de Trump en las primarias de Indiana.

Trump reconoció ayer en entrevista con el programa NBC News con Lester Holts que Cruz todavía no lo ha llamado para ofrecer su apoyo, y que tampoco ha hablado recientemente con el gobernador de Ohio, John Kasich, quien se retiró de la contienda el miércoles.

Una cantidad de blogueros conservadores y miembros del partido, incluyendo al ex asistente de John McCain, Mark Salter —muchos de los cuales habían sido parte del fracasado movimiento “Trump Nunca”— se lanzaron a las redes sociales para declarar abiertamente que no apoyarían a Trump, y algunos inclusive tomaron la medida sin precedente de ofrecer su lealtad a la candidata demócrata, Hillary Clinton, usando el hashtag #ImWithHer (Voy con ella).

Representantes de los hermanos Charles y David Koch, los multimillonarios industriales que ayudaron financieramente al surgimiento del tea party, han advertido que no participarán para nada en la campaña presidencial, e incluso han dejado ver que podrían apoyar a Clinton.

“Realmente esto pone en perspectiva qué tan desesperados y qué tan furiosos y qué tan disgustados están muchos elementos del Partido Republicano con Trump”, dijo John Hudak, un experto en estudios de gobernabilidad de la Brookings Institution.

Trump se ha mostrado resignado hasta ahora, prometiendo que reunificará el partido, aunque resignado a que algunos que se oponen a él “francamente no los necesitamos”.

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