Miles de franceses salieron a las calles en varias ciudades del país en multitudinarias protestas contra el plan del gobierno de elevar la edad de retiro de los 60 a los 62 años.
Según los sindicatos, cerca de tres millones de personas se movilizaron en rechazo a la reforma de las jubilaciones impulsada por el presidente, Nicolás Sarkozy, aunque de acuerdo con la policía sólo unos 825 mi franceses se sumaron a las protestas.
Ya son ocho las protestas organizadas en Francia desde junio pasado contra la reforma, y esta última desde la Plaza de la República en París es la quinta en un mes. Las movilizaciones han afectado el funcionamiento de trenes, aeropuertos, hospitales, escuelas y otros servicios públicos.
Los sindicatos anunciaron que las 12 refinerías del país estarían en huelga y muchos depósitos de combustibles fueronen efecto temporalmente bloqueados, lo que cortó el suministro a las gasolineras.
El ministro de Transportes, Dominique Bussereau, ordenó a las compañías petroleras echar mano a las reservas después que varias firmas de transportación de combustibles alertaron sobre la escasez.
El oleoducto que alimenta de combustible al principal aeropuerto francés, el Roissy-Charles de Gaulle, en París, permaneció cerrado durante horas debido a la huelga.
Bernard Thibault, secretario general de uno de los principales sindicatos del país, la CGT, dijo al término de las manifestaciones que “los trabajadores están determinados a que se les oiga”.
La gran prueba de fuego de los sindicatos será el martes 19 de octubre, para cuando ha sido convocada una nueva huelga general en víspera de la votación de la reforma de las pensiones en el Senado.
Algunos sindicalistas han propuesto aumentar la presión sobre el gobierno manteniendo los paros por tiempo indefinido, en tanto que otros creen que si la reforma avanza en la cámara alta como se prevé habrá que cambiar de táctica y negociar otras concesiones con el gobierno.
El gobierno francés ha dicho estar decidido a seguir adelante con la ley a fin de reducir el creciente déficit fiscal en Francia, que ronda los 45 mil millones de dólares anuales.
