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Prometiendo empleos y justicia, Ramaphosa asume como presidente de Sudáfrica


Cyril Ramaphosa toma juramento como presidente de Sudáfrica en el estadio Loftus Versfeld en Pretoria. Mayo 25 de 2019. Foto Reuters.
Cyril Ramaphosa toma juramento como presidente de Sudáfrica en el estadio Loftus Versfeld en Pretoria. Mayo 25 de 2019. Foto Reuters.

El sindicalista convertido en hombre de negocios Cyril Ramaphosa juró el sábado como presidente de Sudáfrica, y prometió crear empleos y hacer frente a una corrupción profundamente arraigada que ha ahogado el crecimiento económico del país.

Ramaphosa, que se convierte en el cuarto presidente elegido democráticamente del país desde el final del apartheid, hizo el juramento presidencial ante unas 32.000 personas en un estadio de rugby en la capital, Pretoria.

“Hoy nuestra nación entra en una nueva era de esperanza y renovación”, dijo Ramaphosa, de 66 años, vestido con un traje oscuro y flanqueado por líderes extranjeros, incluido el presidente congoleño Félix Tshisekedi y el primer ministro chino, Li Keqiang.

“Forjemos un pacto para el crecimiento y las oportunidades económicas, para la tierra productiva y oportunidades más amplias (...). Un pacto de un estado eficiente, capaz y ético. Un estado libre de corrupción”, dijo Ramaphosa, exactivista contra el apartheid y exdirigente sindical.

El Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés) de Ramaphosa logró una mayoría de 57,5% en una elección general a principios de mayo. La cifra fue menos que el 62% de 2014, ya que los votantes castigaron al partido gobernante por revelaciones sobre la corrupción del gobierno y por cifras récord en el desempleo.

Ramaphosa se convirtió en el líder del ANC a fines de 2017 y en presidente del estado en febrero de 2018 en reemplazo de Jacob Zuma, un año antes de que expirara el mandato de este último. Zuma dimitió por orden del ANC tras nueve años de gobierno plagados de escándalos.

Desde entonces, Ramaphosa ha tratado de llegar a consenso con las facciones en el partido que rechazan sus planes de reforma, especialmente en la deficitaria eléctrica estatal Eskom. Sus promesas de castigar a los miembros del partido acusados de corrupción también han trastabillado.

Los desafíos que enfrenta el nuevo presidente quedaron de manifiesto el viernes con la salida del presidente ejecutivo de Eskom, quien renunció solo un año después de ser designado para estabilizar a la empresa y mantener los servicios tras apagones en todo el país.

También el viernes, S&P Global Ratings mantuvo la calificación crediticia de Sudáfrica sin cambios un escalón por debajo del grado de inversión.

La economía del país se encamina a registrar contracción en el primer trimestre por la debilidad de la minería y la manufactura, lo que llevó al banco central a reducir su pronóstico de crecimiento para 2019 a 1%, muy por debajo del mínimo de 3% que se requiere para reducir la deuda, los déficits presupuestarios y el desempleo.

“Los desafíos que enfrenta nuestro país son enormes y son reales, pero no son insuperables. Se pueden resolver y yo estoy aquí para decirles que se van a resolver”, dijo Ramaphosa en su discurso del sábado.

Muchos en la multitud en el repleto estadio de Loftus de Pretoria se mostraron optimistas. “Amo a mi presidente Cyril Ramaphosa. Sé que mientras lo tengamos aquí, nos dará empleos y cambiará muchas cosas”, declaró Patience Shabangu, de 45 años, voluntaria en una clínica local.

Los analistas políticos dicen que una prueba clave de la capacidad de Ramaphosa para implementar reformas será su anuncio de un nuevo gabinete, que se espera tenga lugar la próxima semana.

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