Un modelo de tamaño natural del cuerpo del pintor español Pablo Picasso, yace en un pedestal en ciudad natal de Málaga, con los ojos cerrados y las manos cruzadas.
El artista quien transformaba sus temas en abstracciones cubistas es inmortalizado en una escultura inquietantemente realista vestido con su característico buzo rayado blanco y azul y zapatos negros.
La obra, hecha en silicona, resina y fibra de vidrio, con cabello humano y ropas reales, fue creada por el artista español Eugenio Merino, conocido por sus modelos sumamente realistas de dictadores como el español Francisco Franco.
A primera vista parece otro intento por atraer turistas. Pero, dicen los organizadores, las visitas y la escultura son realmente una crítica a la manera en que la ciudad ha usado a Picasso con fines comerciales.
"El proyecto supone una crítica al turismo de masas y a la industria cultural de la ciudad marca, en la que el turismo entra en conflicto con las necesidades de la población residente, donde lo real da paso a escenarios recreados para el visitante", dijo Los Interventores, un grupo de artistas que encargó la exhibición.
La visita pasa por la iglesia donde Picasso fue bautizado, su escuela y la plaza de toros, antes de terminar ante la escultura del cuerpo, colocada cerca de una lápida de mármol.