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El recuerdo del 11-S en Washington


El 11 de septiembre de 2001, los ojos del mundo estaban puestos en Nueva York sin imaginar lo que iba a suceder en la capital de Estados Unidos.

El vuelo 77 fue el tercer avión secuestrado por los terroristas y estrellado contra uno de los lados del edificio del Pentágono, cerca a Washington.

Todo esto sucedía mientras los ojos del mundo estaban puestos en las Torres Gemelas de Manhattan.

Patricia García trabaja en el área de Alexandria en Virginia, a solo cinco minutos en auto del Pentágono y según ella el ruido fue estrepitoso.

“Lo recuerdo, lo recuerdo exactamente todo, escuche un ‘boom’ y salimos corriendo. No se veía ni humo ni nada y enseguida se levanto un humo negro oscuro en el cielo”, explica García.

La nave, que volaba a 530 millas por hora (853 km/h) golpeó el edificio y su impacto consiguió desencadenar una bola de fuego que alcanzó los 60 metros por encima del edificio, consumiendo y generando un humo negro.

Hablar del tema en el área de Cristal City evoca recuerdos en la gente, y es que esa zona es la más cercana al edifico del Pentágono.

“Estaba aquí, mire hacia la derecha, antes de cruzar la calle, y vi el avión y a los pocos minutos escuche el golpe como si hubiera estallado un tanque de gas”, explica Carlos Aguirre, personal de mantenimiento de un edificio.

“Iba a buscar algo de desayunar y me regrese de inmediato. Uno sabe cuando algo extraño pasa. Lo veía en la cara de la gente y mi ingles no era bueno, pero uno entiende”, narra este guatemalteco.

El edificio del Pentágono es inmenso, lo borda una autopista, un cementerio y varios barrios residenciales. Columbia Pike, un barrio frecuentado por hispano, es uno de ellos. Muchos en esa zona fueron testigos del suceso.

En la puerta de un restaurante salvadoreño, Cesar Gálvez dice que tenía 25 años y una bebe recién nacida y que hoy lo recuerdo todo.

“No te voy a decir que vi el avión porque no lo vi. Lo que vi fue gente corriendo. Lo primero que pensé fue en mi hija de dos meses y mi esposa. Escuche las sirenas y en un segundo todo se volvió un desorden aquí, dice Gálvez.

Ese día, un 11 de septiembre, Washington cambió. La seguridad se incrementó y el recuerdo para muchos que viven en el área cercana al complejo militar, aun sigue vivo.

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