Hablando a tropas estadounidenses y filipinas antes de salir de Manila, el presidente Obama repitió la posición de la Casa Blanca respecto de las disputas marítimas con China.
“Creemos que todas las naciones y pueblos tienen el derecho a vivir en paz y con seguridad y que se les respete su soberanía e integridad territoriales. Creemos que las leyes internacionales deben acatarse, que se debe preservar la libertad de navegación y que no se debe obstaculizar el comercio. Creemos que las disputas deben resolverse pacíficamente y no con intimidación o con la fuerza”, dijo Obama.
Sus comentarios, en los que no mencionó a China por nombre, siguen a la firma entre Washington y Manila de un nuevo tratado de defensa que expandirá la presencia militar estadounidense en la nación del Pacífico.
El presidente Obama remarcó que el compromiso de Estados Unidos en defender las Filipinas está “forjado en hierro”. Citó un tratado de 1951 en el que ambas naciones acordaron protegerse una a otra si son atacadas.
La relación militar más estrecha es ampliamente vista como una respuesta a Beijín, que se ha visto envuelta en una disputa territorial con Manila en el Mar de la China Sur.