Cuando Álvaro Tarabal (52) se enteró del accidente aéreo del vuelo 447 de Air France dijo que estuvo “todo el día como loco”.
No es para menos. Tarabal estaba en Miami y por la noche se tomaba el avión de regreso a Montevideo, Uruguay, en un vuelo que dura un poco más de ocho horas.
Al tener pánico a viajar en avión, Tarabal recurrió a lo único que tranquiliza sus nervios: pastillas para la ansiedad.
“Me dopo cada vez que subo a un avión. Si es durante el día, no lo hago, me banco el miedo las dos horas”, aseguró.
“Si es de noche y el avión encima se mueve, me automedico para quedar noqueado y dormir las 10 horas del vuelo”.
El médico psiquiatra Claudio Plá, especialista en tratar la fobia a viajar en avión, dijo que tras la tragedia de Air France están “desbordados” de consultas.
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“Generalmente recibíamos cinco o seis consultas diarias. Ahora nos llegan 200 correos electrónicos por día”, dijo Plá, quien lidera el equipo de Poder Volar, una organización en Buenos Aires que desde hace 14 años asiste a las personas con aerofobia.
Los accidentes aéreos potencian los miedos de las personas susceptibles, según Plá.
“Los psiquiatras sabemos que personas con sensibilidad se traumatizan con las imágenes o escenas que ahora pasan en los canales de televisión”, explicó.
Este accidente en particular tiene características que son “aterradoras” para los que tienen miedo a volar, dijo Plá.
“Al no tener información sobre por qué se estrelló el avión, la persona rellena el vacío informativo con fantasías atemorizadoras”.
Viajar en avión, un medio seguro
Si las personas con fobia se guiaran por las estadísticas, se subirían a un avión antes que a un automóvil.
“Es el medio de transporte más seguro que hay”, aseguró Plá. “En Argentina mueren cerca de 7 mil personas por año en accidentes de tránsito. Tendrían que caer 35 aviones de Air France para igualar esas muertes. Sin embargo, hace 10 años en Argentina que no tenemos ningún accidente aéreo”.
A nivel mundial, vuelan cerca de 2 mil millones de pasajeros por año y normalmente hay tres o cuatro accidentes por año en el que mueren entre 400 y 600 pasajeros, dijo Plá.
Sin embargo, al igual que con otras fobias, el miedo a volar es “irracional”, según Plá, y no alcanza con leer las estadísticas para superarlo.
Hay personas que siempre tuvieron miedo a volar y personas que desarrollaron ese temor con los años, lo cual suele ser más común, según Plá.
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“El miedo a volar se va gestando por acopio. Es un mal vuelo hoy, una nota en los diarios como esta, un relato de un pasajero que acaba de volver de algún lugar y cuenta una historia dramática. Todo esto se suma”.
Cerca de un 30% de las personas que vuelan tienen algún grado de miedo, explicó, y esos temores se pueden subdividir en miedo a la turbulencia severa, al despegue o al aterrizaje del avión, a que el avión tenga una falla, y miedo a los espacios cerrados y a la altura.
También hay mucha gente que se siente impotente y vulnerable porque no tiene control de la situación y no sabe qué ocurre dentro de la cabina del piloto, dijo Plá.
“Si fuera como el auto que uno lo maneja, no me daria tanto pánico”, dijo Gabriel Murara (53), un uruguayo que también tiene fobia a viajar en avión.
“Pero yo soy de analizar mucho…que las cubiertas, que los ruidos del motor, que si se prende una lucecita”.
Antes de que empezara a tomar un ansiolítico para la ansiedad bajo receta médica, Murara dijo que iba todo el viaje “hecho un bloque”. No se movía, no comía, no dormía ni iba al baño.
Plá dijo que llegó a escuchar de una persona que “no le interesaba conocer el mundo” como forma de justificar su temor a volar.
“¿Cómo puede ser esto?”, se preguntó Plá. “Se comprueba lo que muchos autores dicen que el miedo hace abolición del deseo”.
En Poder Volar, Plá dicta un curso de estilo “reflexivo” y no conductual, donde las personas piensan, preguntan y hablan sobre sus temores. En algunos casos, cuando el pánico es muy profundo, él receta medicamentos para el viaje.
Según su experiencia personal, el 90 a 95% de las personas que trataron su fobia lograron superarla. Y de ese porcentaje, un 30% se recuperaron totalmente.
“Cuando les sacas el miedo, vuelve a aparecer el deseo”, aseguró Plá.
Escribe desde Montevideo, Uruguay, Federica Narancio para la Voz de América.