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México recuerda a víctimas de sismos mortales, aún con edificios agrietados


Una mujer enciende una vela durante una ceremonia en recuerdo de las víctimas del devastador terremoto de 1985, en el barrio de Tlatelolco en la Ciudad de México el 19 de septiembre de 2018.
Una mujer enciende una vela durante una ceremonia en recuerdo de las víctimas del devastador terremoto de 1985, en el barrio de Tlatelolco en la Ciudad de México el 19 de septiembre de 2018.

México conmemora a las víctimas del sismo de 19 de septiembre de 1985, en donde murieron al menos 9.500 personas, arrancando con una ceremonia solemne en el zócalo de la Ciudad de México.

El presidente Enrique Peña Nieto presidió el izamiento a media asta de la enorme bandera mexicana. Fue el primer acto en un día lleno de remembranzas, incluidas las víctimas del terremoto que sucedió el mismo día en 2017.

En el sismo de magnitud 7,1 del año pasado, hubo 228 víctimas en la capital del país y 121 más en los estados cercanos.

En Ciudad de México se llevará a cabo un simulacro, en donde se activarán los altavoces de alerta sísmica el miércoles al mediodía. Algunas de las familias de las víctimas del temblor del año pasado están consternadas de que el simulacro se haya programado dos minutos después de cuando se guarde un momento de silencio por el sismo del año pasado.

Homenaje a las víctimas del devastador terremoto de 1985, en México.
Homenaje a las víctimas del devastador terremoto de 1985, en México.

Edificios aún vacíos

Edificios agrietados e inclinados siguen vacíos y los desplazados continúan viviendo en campamentos al aire libre, un año después del sismo de magnitud 7,1 que causó 228 muertos en la capital de México y 141 más en los estados cercanos.

La demolición de cientos de estructuras inestables se ha visto demorada por obstáculos legales y físicos, mientras que algunos propietarios realizaron renovaciones cosméticas que hace que los inmuebles queden a merced del próximo terremoto que sacuda la Ciudad de México y sus inmediaciones.

Pero la lentitud de los derribos y de la reconstrucción frustra tanto a quienes perdieron sus casas como a quienes viven entre inmuebles destrozados que parece que vayan a colapsar en cualquier momento sobre las aceras y calles que siguen acordonadas desde el temblor del 19 de septiembre de 2017.

De los casi 411 edificios señalados para ser demolidos, solo se tiraron 62, y casi 1.000 más que quedaron seriamente dañados aún no fueron reforzados.

La destrucción causada por el terremoto y la lentitud en las labores de reconstrucción pusieron en duda la confianza de la ciudad en el autocontrol _ los constructores contratan a expertos en regulación para certificar la seguridad de los inmuebles que levantan _ y en su capacidad para sancionar a los responsables.

Nadie ha sido procesado con éxito por el derrumbe de edificios pese a que los expertos hallaron evidencias de construcciones deficientes en varios casos en los que los constructores presentaron documentación falsa, emplearon materiales baratos o simplemente construyeron sobre estructuras antiguas e inestables. Por el momento no se ha reconstruido ni un solo edificio de viviendas.

Los pequeños progresos se deben a trabajadores de demoliciones que tiran los pisos superiores de los edificios altos a donde no llega la maquinaria pesada y a las víctimas del sismo que han dormido a la intemperie, manifestándose y bloqueando calles para presionar al gobierno.

Finca de la calle San Antonio Abad 122, donde un edificio de cuatro plantas se vino abajo, tras un sismo de magnitud 7,1, un mes después del terremoto; su demolición fue un año más tarde.
Finca de la calle San Antonio Abad 122, donde un edificio de cuatro plantas se vino abajo, tras un sismo de magnitud 7,1, un mes después del terremoto; su demolición fue un año más tarde.

Los afectados se quejan de que las autoridades han levantado una abrumadora pirámide burocrática de papeleo para que las víctimas consigan que sus edificios sean evaluados, reparados, derribados o reemplazados. Casi la mitad de los residentes en la Ciudad de México no tienen pruebas o títulos de propiedad de sus casas, lo que obstaculiza el camino para obtener compensaciones.

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