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La celeste recibida como campeona


Los jugadores eran parte de la fiesta: filmaron y tomaron fotografías de la emocionante caravana que se formó en la rambla.
Los jugadores eran parte de la fiesta: filmaron y tomaron fotografías de la emocionante caravana que se formó en la rambla.

La rambla de Montevideo se tiñó de celeste para recibir a la selección, en uno de los momentos más emotivos que vivieron los uruguayos desde el comienzo del Mundial.

De punta a punta, miles de personas llevaron en mano carteles de agradecimiento, globos azules y banderas nacionales para esperar al ómnibus que trasladó a la selección por la costanera de la capital.

El destino final del ómnibus fue el Palacio Legislativo, donde se montó un estrado en la explanada con una pantalla gigante. Pero el vehículo tuvo que desviarse de su trayecto original por la cantidad de personas que desbordaron las calles.

Cuando los jugadores finalmente llegaron al Congreso, los esperaba el presidente de la República, José Mujica, para entregarles una réplica del escudo nacional en cobre con baño de oro, y para darles las gracias de parte de todos los uruguayos.

Palabras de reconocimiento

“Nunca hemos estado tan unidos, por encima de las clases sociales, por encima de los colores políticos”, dijo el presidente, José Mujica, visiblemente emocionado, tras recibir a los jugadores en el estrado del Palacio Legislativo. “Nos han dado una cuota de coraje y de juventud. Gracias, muchachos, en nombre de todo el pueblo uruguayo, esto es de ustedes. Se lo ganaron”.

Ante una multitud exaltada, el técnico de la selección, Oscar Tabárez, dijo que “el éxito no son sólo los resultados, sino las dificultades que se pasan para obtenerlos, la lucha permanente y el espíritu de plantearse desafíos, y también la valentía para superarlos”. “El camino es la recompensa”, concluyó.

Tras el discurso de Tabárez, hablaron algunos de los jugadores – el capitán del equipo, Diego Lugano, el “Loco” Abreu, Diego Forlán, Diego Pérez – y agradecieron al pueblo uruguayo su cariño y afecto.

Con bromas de por medio y cánticos festivos, los jugadores destacaron que si bien “acariciaron la gloria” en el Mundial, llegaron lejos gracias a un trabajo humilde, serio y valiente. Y reconocieron que, gracias a su desempeño, renovaron la confianza de los uruguayos y la posibilidad de soñar.

“Por más que seamos un país tan chico de tres millones, hay muchos profesionales, abogados, doctores, empresarios que a nivel mundial están en los primeros lugares. Y en el fútbol también”, dijo Diego Forlán. “Hay que creer en nosotros mismos”.

Crónica de una caravana celeste

“Estuvo espectacular”, contó a voanoticias.com Natalie Voulminot, una joven montevideana que fue con cuatro amigas a esperar al ómnibus en la rambla de Carrasco.

“Cuando llegamos había poca gente. Nos dijeron que el ómnibus llegaba en diez minutos pero estuvimos una hora esperando. De repente, la rambla se llenó de personas y al rato apareció el ómnibus. Todos los jugadores tenían las filmadoras, las cámaras de foto…unos fenómenos”.

“Hoy somos todos uruguayos”, decían las personas que esperaron horas en la rambla para formar una caravana atrás del ómnibus. "Muchas gracias, Uruguay, por ayudarnos a soñar" y “¡Vamos, Uruguay!”, eran algunos de los mensajes que se leían en sus carteles. Las imágenes eran conmovedoras.

Los jugadores salieron por las ventanas a saludar a las personas y a firmar autógrafos. Ellos también eran parte de la fiesta: se los veía filmar y tomar fotografías con sus cámaras.

Por momentos, la multitud no permitía que el ómnibus avanzara por la rambla y el camión de Bomberos tenía que abrir paso. Había personas que, para esquivar a la gente y acercarse al ómnibus, corría por la playa.

“Orgullo celeste”, era el mensaje escrito en la parte de atrás del ómnibus. Orgullo por una selección que fue la última en clasificar al Mundial – y por la que nadie apostaba un peso – y que llegó a estar entre las cuatro mejores del mundo.

No es sólo el cuarto puesto lo que importa. Los uruguayos están inflados de orgullo por una selección que jugó con garra, con dignidad y con carácter.

Una selección que protagonizó algunos de los momentos más inolvidables del Mundial: el penal del “Loco” Abreu; la mano de Suárez que impidió el gol de Ghana; el premio a mejor jugador del Mundial que recibió Diego Forlán.

Fue un viaje largo y arduo para los jugadores, pero ahora están en casa. Y fueron recibidos como héroes.

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