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Inquietud en la caravana migrante tras una redada en México


Un agente de inmigración de México sostiene al bebé de una mujer bajo su custodia para que ella coloque su maleta el lunes 22 de abril de 2019.
Un agente de inmigración de México sostiene al bebé de una mujer bajo su custodia para que ella coloque su maleta el lunes 22 de abril de 2019.

Los inmigrantes centroamericanos que confían en llegar a Estados Unidos en una caravana cargan ahora con la ansiedad añadida de sentirse perseguidos, después de que agentes mexicanos de policía e inmigración detuvieran a cientos de personas en una redada sorpresa sobre el convoy en el sur de México.

Durante las detenciones el lunes, cientos de otros migrantes huyeron internándose en la maleza junto a la autopista en el estado de Chiapas para eludir a las autoridades.

Muchos ya han descubierto que no encontrarán la misma hospitalidad que recibió a otras caravanas en las localidades por las que pasen, y ahora saben que caminar por la autopista rural tampoco es una senda segura. Las autoridades mexicanas detuvieron a cientos de personas en la redada más grande sobre una caravana migrante desde que los grupos empezaron a atravesar el país el año pasado.

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Óscar Johnson Rivas huyó montaña arriba cuando los agentes se cernieron sobre la caravana y pasó seis horas escondido entre la densa vegetación antes de que él y otros volvieran con cautela a la autopista. Algunos migrantes, mujeres y niños incluidos, seguían escondidos sin comida.

“Lo que hicimos fue buscar el monte y alejarnos lo más posible para que no nos pudieran agarrar”, dijo Rivas, un soldado salvadoreño de 45 años que dijo haber tenido que huir de su país por amenazas de pandillas.

“Nos agarraron sin piedad, como que fuéramos animales”, dijo de las autoridades mexicanas. “Eso es una barbaridad porque somos humanos todos”.

La policía fue a por los grupos aislados al final de la caravana de unas 3.000 personas que atravesaba Chiapas, el estado más sureño de México.

Cuando los migrantes estaban reunidos en zonas de sombra para protegerse del calor a las afueras de la ciudad de Pijijiapan, policía y agentes federales llegaron en camionetas y furgonetas y metieron a la fuerza a mujeres, hombres y niños en los vehículos.

Los migrantes fueron trasladados hasta varios autobuses, presumiblemente para su posterior transporte a un centro de inmigración donde tramitar su deportación. Hasta 500 migrantes podrían haber sido detenidos en la redada, según periodistas de The Associated Press en el lugar.

Algunas mujeres y niños lloraban durante las detenciones junto a la carretera. Ropa, zapatos, maletas y carros de bebé quedaron tirados en el lugar tras la operación.

Los agentes habían instado a los grupos de migrantes que se separaron del grueso de la caravana a descansar tras unas siete horas de marcha ajunto a la carretera, la mitad de eso bajo un sol abrasador. Cuando los migrantes se reagruparon para continuar, fueron detenidos.

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Los agentes se posicionaron en la cabecera y el final del grupo. Algunas personas con ropas civiles parecieron colaborar en las detenciones.

Tras ver cómo se detenía a otros, algunos migrantes empezaron a caminar en grupos densos y tomaron piedras y palos.

Funcionarios de la Comisión Nacional de Derechos Humanos mexicana observaban desde lejos. El Instituto Nacional de Migración no respondió de inmediato a una petición de comentarios.

México dio la bienvenida a la primera caravana migrante el año pasado, pero el recibimiento se ha ido volviendo más frío después de que decenas de miles de personas colapsaran los cruces fronterizos con Estados Unidos, causando demoras en la frontera e indignando a los residentes en México.

Estados Unidos además ha aumentado la presión sobre México para que haga más por frenar la llegada de gente. El presidente, Donald Trump, arremetió contra su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y amenazó con cerrar toda la frontera. Después se apresuró a felicitar a México por las detenciones de migrantes de hace unas pocas semanas.

México ya permite a Estados Unidos devolver algunos solicitantes de asilo a México mientras se tramitan sus casos. Y miembros del gobierno dijeron en marzo que intentarían contener a los migrantes en el Istmo de Tehuantepec, en el sur. Es la zona más estrecha del territorio mexicano y la más fácil de controlar. Pijijiapan y Mapastepec no están lejos del punto más estrecho del istmo, que está en el vecino estado de Oaxaca.

En los últimos meses, las autoridades mexicanas han deportado a miles de migrantes, aunque también han emitido más de 15.000 visas humanitarias que permiten a los migrantes quedarse en el país y trabajar.

Un grupo de unas 10 organizaciones sociales importantes advirtió hace poco de que las detenciones de migrantes han ido en aumento y acusó a los agentes de inmigración, así como a las policías federal, estatal y local, de violar sus derechos humanos.

El aumento de las detenciones ha sobrepasado la capacidad en el centro de inmigración de Tapachula. El lugar ya está abarrotado, señaló la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

En su último comunicado de la semana pasada, el Instituto de Migración indicó que 5.336 migrantes estaban en refugios o centros migratorios en Chiapas, y unos 1.5000 de ellos estaban “a la espera de deportación”.

La Comisión de Derechos dio una cifra el domingo de 7.500 migrantes detenidos en refugios o en el camino en Chiapas. Instó a las autoridades a hacer un censo fiable de los migrantes y atender a sus necesidades, en especial las de los niños.

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