El Departamento de Estado de Estados Unidos ha dado a conocer el Informe 2009 sobre Libertad Religiosa Internacional --la más amplia encuesta mundial sobre libertad religiosa. El documento examina cómo los gobiernos en 198 países y territorios están protegiendo, o fracasan en proteger la libertad religiosa. El informe proyecta un haz de luz –dijo la secretaria de Estado, Hillary Clinton—sobre las violaciones por Estados y sociedades, y presta atención a los pasos positivos de muchos países y organizaciones para promover la libertad y la armonía inter-religiosa.
El derecho a profesar, practicar, y promover las propias creencias religiosas no es simplemente un derecho estadounidense, dijo la secretaria Clinton. Es una libertad garantizada para todas las personas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y en la Convención Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos. La libertad religiosa inspira el servicio basado en la fe, y promueve tolerancia y respeto entre diferentes comunidades. Países que respetan la libertad religiosa también tienden a ser más democráticos, y por lo tanto, más estables, seguros y prósperos.
Estados Unidos ha sido fortalecido por su larga tradición de pluralismo religioso, dijo la secretaria Clinton. Pero hay algunos que declaran que la mejor forma de proteger la libertad religiosa es aplicar las políticas llamadas de anti-difamación, que restringirían la libertad de expresión y la libertad de religión. Estados Unidos rechaza este enfoque.
“La capacidad de un individuo para practicar su religión” dijo la secretaria Clinton, “no limita la libertad de expresión de otros. La protección de hablar sobre religión es particularmente importante, dado que las personas de diferentes fes inevitablemente sostendrán divergentes puntos de vista en cuestiones religiosas. Éstos tienen que ser recibidos con tolerancia, no con la supresión de su expresión.”
“Es nuestra esperanza” dijo la secretaria Clinton, “que el Informe Internacional sobre Libertad Religiosa alentará a los movimientos por la libertad religiosa en todo el mundo y promoverá el diálogo entre los gobiernos y dentro de las sociedades sobre la mejor forma de dar lugar a las comunidades religiosas y protegerá el derecho de cada individuo a creer o no creer.”