Un grupo de influyentes republicanos están presionando a favor de un impuesto al carbono para combatir los efectos del cambio climático y tienen la esperanza de vender el plan a la Casa Blanca.
El exsecretario de Estado Jim Baker es quien lidera el esfuerzo, que también incluye al exsecretario de Estado George Shultz.
En un artículo de opinión publicado en el Wall Street Journal argumentan que “hay creciente evidencia de problemas con la atmósfera que son demasiado irresistibles para ignorarlos”.
El grupo se reunirá el miércoles con funcionarios de la Casa Blacna, incluyendo el vicepresidente Mike Pence, el asesor Jared Kushner, y Gary Cohn, director del Consejo Económico Nacional.
Ivanka Trump también fue invitada a la reunión, de acuerdo con una persona familiarizada con los planes, pero no estaba claro si asistiría.
Los impuestos al carbono están diseñados para aumentar el costo de los combustibles fósiles a fin de disminuir su consumo. Baker y Shultz detallaron en el artículo de opinión su plan para un impuesto al carbono en forma gradual, cuyos dividendos se retornarían a la gente, al igual que ajustes fronterizos al contenido de carbono de las exportaciones e importaciones y reducción de las regulaciones.
De acuerdo con el plan, el grupo pedirá un aumento gradual en el impuesto al carbono que “podría comenzar en 40 dólares por tonelada y aumentar constantemente con el tiempo”. Eso generarái 200.000 a 300.000 millones de dólares anuales. Después se redistribuirían las ganancias de los impuestos entre los consumidores en forma trimestral en lo que llaman “dividendos de carbono” que podrían ser aproximadamente 2.000 dólares anuales para una familia de cuatro.
Hasta ahora Trump ha enviado señales mixtas sobre cómo trataría de hacer que se más lento el aumento de la temperatura de la Tierra y los crecientes niveles de los mares.
