El acuerdo pactado por el primer ministro griego Alexis Tsipras con sus acreedores europeos e internacionales ha provocado una tormenta política en Grecia.
La aceptación del acuerdo ha sido tomada como una humillación para el país. La izquierda griega rechaza tratar los proyectos de ley que Bruselas exige, mientras los ultranacionalistas, que son pieza importante en la coalición con la que gobierna Tsipras también ha manifestado su oposición al arreglo.
Cuatro ministros han renunciado por lo que Tsipras lucha por reconstruir su gabinete.
Además de que los bancos han seguido cerrados, varias manifestaciones contra el acuerdo y huelgas de los empleados farmacéuticos y del poderoso sindicato de burócratas han perturbado la celebración que hace una semana tuvieron los griegos con motivo del gane del no en el referéndum.
Mientras tanto, las instituciones europeas trabajan en los detalles del acuerdo que puede tardar entre dos y cuatro semanas más.
Las cifras que están quedando en firme son gigantescas: el rescate rondará los $50 mil millones de dólares, pese a que las necesidades reales de Grecia son de más de $80 mil millones.
