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Macron consolida su ascenso a la presidencia francesa


La apuesta de Emmanuel Macron, elegido hace unas semanas de que los votantes quieren echar de la burocracia a las caras conocidas y probar la novedad ha redituado en su totalidad.
La apuesta de Emmanuel Macron, elegido hace unas semanas de que los votantes quieren echar de la burocracia a las caras conocidas y probar la novedad ha redituado en su totalidad.

“¡La República en marcha!” (LREM), el partido fundado por el flamante presidente francés, Emmanuel Macron, hace menos de un año, se dirigía a otorgarle una mayoría legislativa tan aplastante que los rivales del mandatario están preocupados de que el presidente de 39 años pueda gobernar Francia casi sin oposición durante sus cinco años en el cargo.

Cuando el escrutinio alcanzaba 94%, el partido de Macron acumulaba una cómoda ventaja de más de 32%, muy por arriba de la votación captada por los demás oponentes antes de la segunda ronda prevista para el próximo domingo.

El primer ministro de Macron, Edouard Philippe, declaró el domingo en la noche de manera muy segura que la segunda ronda dará un “nuevo rostro” a la asamblea.

“Francia ha regresado”, afirmó Philippe.

Según diversas encuestas, LREM, asociada con los centristas, podría ganar 450 bancas de las 577 en disputa en la Asamblea Nacional (cámara baja) del Parlamento, mientras que la oposición terminaría reducida y fragmentada.

LREM participa por primera vez en unas elecciones y postula a numerosos candidatos sin ninguna experiencia política.

La apuesta del gobernante elegido hace unas semanas de que los votantes quieren echar de la burocracia a las caras conocidas y probar la novedad ha redituado en su totalidad: primero al otorgarle la presidencia y, el domingo, al garantizándole el apoyo legislativo en un paso inicial y crucial para que pueda cumplir su compromiso de emprender cambios trascendentales.

Al igual que en mayo, cuando los electores convirtieron a Macron en el mandatario más joven de Francia aun cuando jamás había ocupado un cargo de elección popular, los partidos tradicionales que habían monopolizado el poder durante décadas terminaron el domingo de nuevo vapuleados y totalmente derrotados en la primera de las dos rondas de los comicios legislativos dentro de la revolución política del nuevo presidente.

Sin embargo, la baja afluencia histórica registrada en las urnas restó algo de brillo a este logro. Menos de 50% de los 47,5 millones de votantes emitieron su sufragio, muestra de que Macron tiene un atractivo limitado entre muchos electores.

Macron pretende trabajar de inmediato con su numeroso séquito de legisladores que han jurado lealtad a su programa.

El mandatario quiere emprender en unas semanas cambios en la ley laboral francesa a fin de facilitar las contrataciones y los despidos, y presentar iniciativas para aumentar el grado de honestidad en el parlamento, con el propósito de frenar la persistente oleada de escándalos que, durante décadas, han erosionado la confianza de los electores en la clase política.

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