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Se cumplen 30 años de la guerra de las Malvinas


La Presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner habla utilizando como fondo un mapa de las islas Malvinas.
La Presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner habla utilizando como fondo un mapa de las islas Malvinas.

La presidenta argentina Cristina Fernández de Kirshner intenta reivindicar la política de su gobierno soble las islas.

Treinta años después de una guerra a gran escala, las diferencias entre Argentina y Gran Bretaña sobre la soberanía en las Islas Malvinas o islas Falkland, todavía persisten en el tiempo y la distancia.

Izquierdistas argentinos convocaron este lunes 2 de abril a una manifestación frente a la embajada británica en Buenos Aires; ganadores de Premios Nobel acusaron a Gran Bretaña de militarizar las islas; líderes sindicales celebraron el boicot a barcos cargueros y cruceros británicos y la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, encabezará este mediodía en Ushuaia el acto central en conmemoración de los 30 años de la guerra de Malvinas. Se espera que allí, la jefa de Estado reivindique la política de su gobierno sobre Malvinas.

Sin embargo, ninguna de estas acciones parece que mejorarán las posibilidades de que Argentina recobre las islas a corto plazo, las cuales, según los argentinos, Gran Bretaña habría robado en 1833 y manejado como una colonia durante los pasados 150 años.

Argentina ha tratado de recuperar las islas de varias maneras durante las últimas cuatro décadas, negociando, agradando, ocupando y amenazando con regresar. En 1970, estableció una ruta aérea con Buenos Aires, pagó la educación de los niños de la isla e intentó construir nexos con sus habitantes. Inglaterra estaba tratando de convencer a los isleños de aceptar una devolución como la de Hong Kong cuando la junta militar que entonces gobernaba Argentina, decidió invadir el 2 de abril de 1982.

Convencidos de que serían recibidos como liberadores, las tropas argentinas descubrieron pronto que los isleños querían seguir siendo británicos, y que una flotilla de barcos ingleses se aprestaba a recuperar las islas. La junta envió miles de soldados sin el soporte logístico y ni siquiera ropa térmica. Pelearon valientemente, según dijeron los mismos soldados ingleses, pero difícilmente tuvieron posibilidades de ganar.

Las fuerzas argentinas se rindieron el 14 de junio, luego de que 649 soldados argentinos, 255 británicos y tres isleños murieran en las batallas.

Inglaterra dice que no hay nada que negociar: los isleños son ahora parte de un territorio británico de ultramar y la gente que ha vivido allí por generaciones van a determinar su propio destino. La mayoría de ellos dice que quieren seguir siendo británicos.

Hubo otros intentos por construir nexos en los años 90, entre ellos una serie de acuerdos de pesca, derechos de explotación petrolera, rutas marítimas y aéreas y otros intercambios. Pero casi todos ellos fueron abandonados en el 2003, luego de que el difunto marido de la presidenta Fernández, Néstor Kirchner, fuera elegido presidente y comenzara a tratar de aislar políticamente esos territorios.

Esos esfuerzos se han intensificado desde entonces.

“Treinta años y otra vez estamos preocupados de que volveremos a lo mismo, otra invasión. No queremos, no queremos ver esto otra vez”, dice la isleña Mary Lou Agman.

Si bien las pasiones nacionalistas en ambos lados han ahogado la mayoría de intentos de moderación, algunos todavía buscan terreno en común, como un pequeño grupo de veteranos de guerra argentinos que visitaban la isla este lunes, realizando una callada ceremonia en el cementerio donde cientos de soldados argentinos fueron enterrados.

“Regresar a este pequeño pedazo de tierra, que para mí es como un pedacito de mi país, y a parte de ello, estar tan agradado, estar entre la gente que antes fueron nuestros enemigos con los que ahora podemos vivir, es sólo una prueba de que los seres humanos no son como animales”, dijo Juan Carlos Lujan, uno de los veteranos.
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