Un condenado a muerte fue ejecutado la madrugada del miércoles en Missouri, por asaltar sexualmente y matar con un martillo a una mujer de 63 años.
El crimen ocurrió en 1998, cuando Paul Goodwin atacó a su ex vecina, Joan Crotts, , la empujó por unas escaleras y la golpeó en la cabeza con un martillo, en la creencia que la señora había tenido que ver con su expulsión de una casa de huéspedes en el condado de San Luis.
La ejecución de Goodwin, de 48 años, tuvo lugar a la 1:17 de la mañana, cuatro horas más tarde lo planeado, porque había que esperar alguna intervención de última hora por parte de la Corte Suprema, algo que finalmente no sucedió.
Goodwin fue declarado muerto a la 1:25, tras rehusarse a hacer una declaración final.
La defensa del reo trató infructuosamente usar el argumento de que Goodwin era un desequilibrado mental y que tenía un IQ de solo 73.
Su hermana, Mary Mifflin, escribió en una declaración que la pena de muerte “no es castigo justo por su crimen –el cual ocurrió por pasión y no por meditación, por un hombre con la capacidad mental de un niño y no de un adulto”.
Por su parte, Robert Becker hijo de la mujer asesinada, dijo que la ejecución “no puede borrar la memoria de tener que limpiar la escena del asesinato de una madre”.
Fue esta la décima ejecución de 2014, superando las nueve de 1999, que era el récord previo.
