Las autoridades mexicanas arrestron a cuatro presuntos narcotraficantes del llamado cartel de los Caballeros Templarios luego de una serie de ataques contra instalaciones de la compañía Sabritas, una subsidiaria en ese país de la estadounidense PepsiCo.
Cinco almacenes y estacionamientos de la popular fábrica de papas fritas fueron atacados y docenas de sus vehículos incendiados durante el pasado fin de semana en los estados de Michoacán y Guanajuato, según testigos por asaltantes enmascarados.
El procurador general de Guanajuato, Carlos Zamarippa, dijo que los individuos arrestados habían confesado que el móvil de los sabotajes era la extorsión.
De acuerdo con el funcionario, los sospechosos dieron inicialmente nombres falsos, pero el cabecilla del grupo logró se identificado y sobre él pesaban cargos por secuestro.
Según versiones difundidas en Michoacán, los ataques habrían ocurrido en represalia porque los Caballeros Templarios pensaban que las autoridades mexicanas estaban utilizando los camiones de la compañía para espiarlos.
Un vocero del gobierno en ese estado informó que tras los sabotajes cerca de un centenar de policías estatales y federales resguardan los centros de distribución de Sabritas.
La firma PepsiCo difundió un comunicado en el que subrayó que sus camiones son utilizados sólo con fines comerciales y dijo haber adoptado medidas para restablecer las operaciones y garantizar la seguridad de sus empleados.
El cartel de los Caballeros Templarios es relativamente pequeño, se formó hace unos dos años como un desprendimiento de otro mayor, la denominada Familia, y opera en la costa del Pacífico mexicano en el estado de Michoacán y también en Guanajuato.
Cinco almacenes y estacionamientos de la popular fábrica de papas fritas fueron atacados y docenas de sus vehículos incendiados durante el pasado fin de semana en los estados de Michoacán y Guanajuato, según testigos por asaltantes enmascarados.
El procurador general de Guanajuato, Carlos Zamarippa, dijo que los individuos arrestados habían confesado que el móvil de los sabotajes era la extorsión.
De acuerdo con el funcionario, los sospechosos dieron inicialmente nombres falsos, pero el cabecilla del grupo logró se identificado y sobre él pesaban cargos por secuestro.
Según versiones difundidas en Michoacán, los ataques habrían ocurrido en represalia porque los Caballeros Templarios pensaban que las autoridades mexicanas estaban utilizando los camiones de la compañía para espiarlos.
Un vocero del gobierno en ese estado informó que tras los sabotajes cerca de un centenar de policías estatales y federales resguardan los centros de distribución de Sabritas.
La firma PepsiCo difundió un comunicado en el que subrayó que sus camiones son utilizados sólo con fines comerciales y dijo haber adoptado medidas para restablecer las operaciones y garantizar la seguridad de sus empleados.
El cartel de los Caballeros Templarios es relativamente pequeño, se formó hace unos dos años como un desprendimiento de otro mayor, la denominada Familia, y opera en la costa del Pacífico mexicano en el estado de Michoacán y también en Guanajuato.
