La compañía privada SpaceX pondrá en órbita este lunes un satélite propulsado por su nueva versión del cohete Falcon 9, en una misión que le resulta crucial y que podría dar un vuelco a la industria comercial de los vuelos espaciales.
Tras haber pasado con éxito su primer lanzamiento de prueba hace menos de dos meses, el Falcon 9 despegará desde Cabo Cañaveral, en Florida, con el SES-8, un satélite de comunicaciones valorado en unos $100 millones de dólares.
El satélite, propiedad de la firma SES S.A., con sede en Luxemburgo, tiene como fin proporcionar señal de televisión, cable, banda ancha y otros servicios a clientes en China, India, Vietnam y otras naciones en Asia.
Hasta ahora la empresa, que es dueña de 54 satélites y opera la segunda flota en tamaño en el mundo, había utilizado para ponerlos en órbita cohetes rusos Proton y los europeos Ariane, a un costo superior a los $55 millones que aproximadamente pagó a SpaceX.
Con el lanzamiento, SpaceX espera irrumpir en un mercado que el año pasado representó ingresos de casi $190 mil millones de dólares, de los cuales $90 mil millones fueron solo por servicios de televisión. Según Martin Halliwel, director de SES, con este vuelo SpaceX “va a sacudir de raíz la industria (espacial)”.
Para poder competir con la firma United Launch Alliance, que monopoliza el mercado de los satélites militares de EE.UU., más grandes y más caros, SpaceX necesita llevar a cabo exitosamente tres de estos lanzamientos.
Versiones anteriores del Falcon 9 han sido utilizadas con éxito para transportar suministros a la Estación Espacial Internacional, a unos 400 kilómetros de la Tierra, pero ahora su misión es poner el SES-8 en una órbita elíptica que alcanzará más de 80 mil kilómetros de distancia.
Tras haber pasado con éxito su primer lanzamiento de prueba hace menos de dos meses, el Falcon 9 despegará desde Cabo Cañaveral, en Florida, con el SES-8, un satélite de comunicaciones valorado en unos $100 millones de dólares.
El satélite, propiedad de la firma SES S.A., con sede en Luxemburgo, tiene como fin proporcionar señal de televisión, cable, banda ancha y otros servicios a clientes en China, India, Vietnam y otras naciones en Asia.
Hasta ahora la empresa, que es dueña de 54 satélites y opera la segunda flota en tamaño en el mundo, había utilizado para ponerlos en órbita cohetes rusos Proton y los europeos Ariane, a un costo superior a los $55 millones que aproximadamente pagó a SpaceX.
Con el lanzamiento, SpaceX espera irrumpir en un mercado que el año pasado representó ingresos de casi $190 mil millones de dólares, de los cuales $90 mil millones fueron solo por servicios de televisión. Según Martin Halliwel, director de SES, con este vuelo SpaceX “va a sacudir de raíz la industria (espacial)”.
Para poder competir con la firma United Launch Alliance, que monopoliza el mercado de los satélites militares de EE.UU., más grandes y más caros, SpaceX necesita llevar a cabo exitosamente tres de estos lanzamientos.
Versiones anteriores del Falcon 9 han sido utilizadas con éxito para transportar suministros a la Estación Espacial Internacional, a unos 400 kilómetros de la Tierra, pero ahora su misión es poner el SES-8 en una órbita elíptica que alcanzará más de 80 mil kilómetros de distancia.