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La guerra contra los analgésicos


Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades en EE.UU., la adicción a medicamentos recetados se ha vuelto epidémica.
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades en EE.UU., la adicción a medicamentos recetados se ha vuelto epidémica.

Autoridades de salud estadounidenses están abogando porque se usen más algunos medicamentos antidrogas para combatir la creciente adicción por los calmantes.

Más de 15 millones de personas en todo el planeta tienen problemas con el empleo abusivo de medicamentos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En EE.UU., funcionarios de salud aseguran que la adicción a medicinas recetadas ha empeorado y las muertes ocasionadas por analgésicos se han elevado a más de 16 mil al año.

De manera que las autoridades están abogando por el empleo de otros medicamentos baratos y efectivos para combatir esta adicción, que califican de “epidémica”.

Según la doctora Nora Volkow, directora del Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas, cuando se emplean apropiadamente, las medicinas son seguras y reducen el riesgo de sobredosis.

Funcionarios del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. alegan que tales terapias han sido subutilizadas bajo la errónea percepción de que los excesos en el empleo de algunas de estas medicinas pueden servir para reemplazar una adicción con otra.

Los medicamentos que se usan de manera terapéutica contra los analgésicos opiáceos son entre otros la metadona, la brupenorfina y la naltrexona.

La metadona ha sido utilizada ampliamente durante años en las clínicas en EE.UU. para combatir la adicción a la heroína; la brupenorfina es un fármaco prescrito contra los opiáceos como lo es también la naltrexona, ahora disponible en una sola dosis mensual inyectable.

En particular esta última es capaz de bloquear los efectos letales de otros opiáceos cuando se administra a la primera señal de que alguien ha sido víctima de una sobredosis de drogas.
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