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Otra recesión sería peor


El mercado de la vivienda ha sido el más duramente perjudicado.
El mercado de la vivienda ha sido el más duramente perjudicado.

Economistas alertan de que si se produce una segunda crisis económica el golpe sería mucho más fuerte que el de la anterior.

Algunos economistas dicen estar preocupados de que EE.UU. esté expuesto a otra recesión, y aseguran que de producirse podría ser más perjudicial para el estadounidense promedio que la que explotó entre 2007 y 2008.

De hecho señalan que los empleos, los ingresos, y la producción industrial están en este momento más débiles que entonces, y también el sector de la vivienda, que fue el más duramente castigado.

Según Mark Hudson, agente de bienes raíces en la capital del país, unas de las ciudades menos afectadas por la debacle en el sector de la construcción y las viviendas, “las ventas de casas han bajado alrededor de 40 por ciento entre los meses de junio del 2005 y el 2011.

Hudson puso como ejemplo una vivienda que está tratando de vender en un distrito histórico en un suburbio de Washington DC por mucho menos, unos $100.000 o $150.000 dólares, que hace años atrás.

Eso tiene un impacto negativo en el bienestar personal de la gente, dijo, porque esa diferencia que deja de percibir el dueño al venderla “pudo haberla usado para su retiro, para comprar una nueva casa o enviar a sus hijos a la universidad”.

Nadie discute que cuando la construcción y la venta de viviendas se fortalece la economía puede recuperarse mejor, pero de acuerdo con la economista Karen Dynan, probablemente eso no suceda esta vez.

“El asunto real ahora es que la demanda es tan pobre porque la gente no quiere comprar casas cuando las perspectivas de ingreso que tienen son tan débiles”, señaló.

Muchos economistas aseguran que el temor de no saber qué sucederá está alimentando las dudas de los consumidores, y eso es también lo que ha estremecido los mercados financieros globales.

Dynan dijo que es un círculo vicioso, “si un consumidor se levanta un día y le preocupa el futuro no sale a gastar, entonces ante la débil demanda los vendedores no van a contratar a tanta gente, los ingresos se debilitarán, y eso a su vez provocará que los consumidores se sientan aún menos inclinados a gastar”.

Hudson resume su situación y la de muchos de la siguiente manera: con sus ingresos personales ya reducidos más de 50 por ciento, con toda seguridad que hoy en día él está gastando menos, pero lo que más le preocupa es que la situación empeore.

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