Siete goles a favor y seis en contra hablan de las virtudes y deficiencias del equipo de fútbol de Estados Unidos.
En los tres partidos de preparación, previo a su debut contra Inglaterra en el Mundial de Sudáfrica, el equipo de las barras y las estrellas ha demostrado ser un equipo peligroso y efectivo lanzado al ataque.
Los tiros de esquina y las pelotas por el aire dentro del área son las armas ofensivas del “equipo de todos” pero algo anda mal en la retaguardia.
A pesar de haber ganado los tres partidos jugados, EE.UU. recibió seis goles, un promedio de dos goles por partido, por lo que encontrar la defensa ideal se ha convertido en la gran inquietud del técnico estadounidense Bob Bradley.
Uno de los mejores centrales de EE.UU., Oguchi Onyewu, sufrió una lesión durante la Hexagonal mundialista que lo dejó fuera de las canchas por más de siete meses.
Sin embargo, el jugador del Milan de Italia, asegura estar listo para disputar el Mundial.
“En lo individual me he sentido mejor desde que nos concentramos hace un par de semanas”, comentó Onyewu. “Ahora mismo no hay ningún problema. Me siento bien y no hay más nada que decir”.
Onyewu también considera que a pesar de los goles recibidos, cada día hay un mejor entendimiento con sus compañeros dentro del terreno de juego. “Creo que nos estamos entendiendo cada vez mejor”, explicó el defensor.
El equipo estadounidense ha tenido como característica ser muy táctico y defensivo, lo que le ha llevado lejos, aunque nunca a ganar un campeonato importante.
Esta vez el equipo de EE.UU. parece ser más vistoso, peligroso al ataque pero inseguro atrás, aunque quién sabe y este cambio marque la diferencia para un equipo que espera hacer historia en Sudáfrica.