El edificio, que fuera convertido en museo, nunca abrió el balcón donde fue asesinado el reverendo King, frente a la habitación número 306, por un disparo de James Earl Ray.
Desde el día de su asesinato la habitación de King, en el entonces Lorraine Motel, permaneció intacta, la misma taza de café sin terminar, la cama sin arreglar y el teléfono de discado.
Según los organizadores, los visitantes podrán asomarse a la habitación y recorrer el balcón. Podrán observar desde allí el lugar desde donde Ray disparó a King con un rifle.
Se espera que el proyecto esté terminado en 2014.