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EE.UU. coloca a Cuba en lista de países por "violaciones graves de la libertad religiosa”


El Departamento de Estado señala que la protección de la libertad religiosa es una de las principales prioridades de la política exterior de la Administración Trump. En la foto, activistas de la comunidad LGBT participan en un chat antes de un servicio religioso en La Habana.
El Departamento de Estado señala que la protección de la libertad religiosa es una de las principales prioridades de la política exterior de la Administración Trump. En la foto, activistas de la comunidad LGBT participan en un chat antes de un servicio religioso en La Habana.

El Departamento de Estado de Estados Unidos volvió a colocar a Cuba en la Lista Especial de Vigilancia (SWL, siglas en inglés) de gobiernos que han participado o tolerado "violaciones graves de la libertad religiosa”, según comunicado emitido este viernes.

El procedimiento, entregado el pasado miércoles 18 de diciembre, incluye a islas Comoras, Rusia y Uzbekistán, y agrega a Cuba, Nicaragua, Nigeria y Sudán a esta lista.

El comunicado del Departamento de Estado señala que la protección de la libertad religiosa es una de las principales prioridades de la política exterior de la Administración Trump.

El secretario de estado, Mike Pompeo, señaló en su cuenta de Twitter que "Estados Unidos ha sido y seguirá siendo inquebrantable en su compromiso con la libertad religiosa. Ningún país, entidad o individuo podrá perseguir a las personas de fe con impunidad. Estas designaciones de libertad religiosa muestran que cuando se ataca la fe, actuaremos".

En un despacho oficial, EE.UU. explica que la persecución y la discriminación basadas en la religión o las creencias existen en todas las regiones del mundo. “Estados Unidos continúa trabajando diligentemente para promover la libertad religiosa y combatir los abusos”.

Han vuelto a ser designados en esta lista Birmania, China, Eritrea, Irán, Corea del Norte, Pakistán, Arabia Saudita, Tayikistán y Turkmenistán como “países de preocupación particular en virtud de la Ley de Libertad Religiosa Internacional de 1998”.

La ley señalada por el Departamento de Estado, afirma que está dirigida a quienes se hayan involucrado en "violaciones sistemáticas, continuas [y] atroces de la libertad religiosa".

A la lista donde ahora se encuentra Cuba, EE.UU. señala que rebaja el caso de Sudán y que se debe a “los importantes pasos tomados por el gobierno de transición dirigido por civiles para abordar las "violaciones sistemáticas, continuas y atroces de la libertad religiosa del régimen".

Finalmente, sostiene EE.UU., “designamos a al-Nusra, al-Qaeda en la Península Arábiga, al-Qa'ida, al-Shabab, Boko Haram, los houthis, ISIS, ISIS-Khorasan y los talibanes como entidades de especial preocupación”.

Estas designaciones subrayan el compromiso de los Estados Unidos de proteger a aquellos que buscan ejercer su libertad de religión o creencias.

“Creemos que todos, en todas partes, en todo momento, deberían tener derecho a vivir de acuerdo con los dictados de su conciencia”, declara el gobierno estadounidense.

Finalmente, el Departamento de Estado dejó saber que continuará “desafiando a las entidades estatales y no estatales que buscan infringir esos derechos fundamentales y garantizar que rindan cuentas por sus acciones”.

Derechos bajo lupa

Este mes, el gobierno de EE.UU. anunció designaciones de 68 personas y entidades en nueve países por corrupción y abusos contra los derechos humanos en virtud de la Ley Global Magnitsky.

Las nuevas designaciones incluyen a cuatro líderes militares birmanos “responsables de graves abusos contra los derechos humanos contra los musulmanes rohingya y otras minorías étnicas y religiosas.

En el pasado mes de octubre, Estados Unidos aplicó restricciones de visa a funcionarios del gobierno chino y del Partido Comunista que se cree “son responsables o cómplices de la detención o abuso de uigures, kazajos u otros miembros de grupos minoritarios musulmanes en Xinjiang, China”.

“Nuestras acciones han sido y seguirán siendo consistentes con nuestra posición sobre la libertad religiosa”, establece EE.UU., y concluye que “ningún país, entidad o individuo debería ser capaz de perseguir a las personas de fe sin responsabilidad. Hemos actuado y continuaremos haciéndolo”.

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