Autoridades iraquíes dicen que el número de muertos por el estallido de dos poderosos coches bombas en el centro de Bagdad, ha aumentado a 155, mientras que más de 500 resultaron heridos.
Los ataques, casi simultáneos, ocurrieron cerca de la fuertemente resguardada Zona Verde y aparentemente estaban dirigidos contra un edificio del gobierno provincial y el Ministerio de Justicia.
Las explosiones causaron enormes daños a los edificios gubernamentales, destruyeron automóviles en las cercanías y partes de cuerpos humanos quedaron esparcidos por las calles.
El primer ministro iraquí dijo que los atentados estaban destinados a crear inestabilidad y a impedir que Irak realice elecciones en enero.
La oficina de Nouri al-Maliki culpó a al-Qaeda y a miembros del Partido Baath por los ataques, aunque nadie se ha atribuido responsabilidad.
Líderes de Estados Unidos, la ONU y la OTAN han condenado los ataques calificándolos de actos de violencia sin sentido.