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Damnificados de sismo en Puerto Rico esperan por viviendas


Eddie Correa, de 61 años, y su nieta, Delancy Torres, de 10 años, se despiertan temprano tras pasar la noche en un auto. Son parte de los damnificados del sismo de 6.4 Richter que la semana pasada azotó a Puerto Rico.
Eddie Correa, de 61 años, y su nieta, Delancy Torres, de 10 años, se despiertan temprano tras pasar la noche en un auto. Son parte de los damnificados del sismo de 6.4 Richter que la semana pasada azotó a Puerto Rico.

Sentada a la sombra de un árbol en un estacionamiento polvoriento, la familia Antonietti comía naranjas y pensaba cómo pasar el día que apenas comenzaba. Detrás de ellos estaba su vivienda temporaria: un auto compacto de cuatro puertas cuyo asiento trasero está reservado para Luis Antonietti, de 89 años. El asiento del pasajero: para su esposa, de 79.

“Cuando ya empieza el friíto, se abrigan”, dijo su hijo, Miguel Antonietti, de 62, que duerme en el asiento del conductor.

El refugio instalado por el gobierno estaba sobrepoblado. Por eso duermen en el auto desde que un terremoto de magnitud 6,4 el 7 de enero dañó su vivienda. El sismo mató a una persona, causó heridas a siete y privó de electricidad a la isla entera.

Al igual que cientos de familias, no tienen certeza acerca de dónde vivirán. El gobierno trata de encontrar viviendas para la gente desplazada en un territorio que aún no termina la reconstrucción luego de la devastación causada por el huracán María.

El terremoto y la réplica de magnitud 5,9 el sábado pasado dañaron 789 viviendas, de las cuales 88 se derrumbaron y 257 sufrieron daños graves, dijo el secretario de Estado, Elmer Román, citando cifras de una evaluación preliminar realizada por la Agencia Federal de Manejo de Emergencias de Estados Unidos (FEMA por sus siglas en inglés).

“Estos números van a seguir subiendo”, dijo Román. “Las réplicas degradan la infraestructura”.

Se han registrado más de 1,280 temblores en el sur de Puerto Rico desde el 28 de diciembre, de los cuales una veintena superaron la magnitud 4,5, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.

Tras la actividad sísmica, más de 7,960 personas han buscado refugio en instalaciones del gobierno en el sur de la isla, aunque las autoridades dicen que muchos temen regresar a sus casas que no han sufrido daños.

Aparte de las cifras preliminares de la FEMA, Román dijo que al momento unas 634 familias en los refugios dijeron que sus viviendas habían sufrido daños graves y 845 dijeron que habían sufrido daños parciales. Las autoridades no han corroborado esas evaluaciones personales, acotó.

La búsqueda de una solución a largo plazo es tanto más difícil porque el terremoto afectó una de las zonas más pobres de Puerto Rico, dijo Raúl Santiago, investigador del instituto de estudios Centro para una Nueva Economía.

Destacó que entre el 15 y el 23 por ciento de las viviendas afectadas por el sismo ya habían sufrido daños en septiembre de 2017 con el paso de María, un huracán de categoría 4 que causó 2,975 muertes, la destrucción de 4,000 viviendas y daños calculados en 100,000 millones de dólares.

“Hay una demanda grande de vivienda”, dijo Santiago.

Las autoridades se han visto en dificultades para hallar viviendas para la gente que debe permanecer en la zona debido a su trabajo, las escuelas de sus hijos u otras obligaciones familiares.

La gobernadora de la isla, Wanda Vázquez, dijo que su gobierno se ha reunido con directivos de bancos para ver qué hay de disponible de viviendas incautadas o no vendidas.

“No había muchas propiedades en el área sur”, dijo. “No llegaban a 100 casas”.

El gobierno del territorio también ofrece vales para renta de viviendas a bajo costo o unidades en viviendas públicas mientras aguarda para ver si el presidente Donald Trump declara una situación de desastre, lo que liberaría fondos federales y otros beneficios.

Mientras tanto, la Guardia Nacional está instalando cinco ciudades de carpas en el sur, cada una de las cuales puede alojar a 1.5000 personas y cuentan con cocinas portátiles y baños con agua caliente. Las autoridades exhortan a la gente en los refugios sobrepoblados que se trasladen a las carpas mientras buscan una solución permanente.

William Rodríguez, administrador de viviendas públicas, dijo a The Associated Press que no está claro cuánta gente necesitará vivienda porque el gobierno no ha finalizado sus inspecciones.

“Esto es un evento de emergencia que no ha finalizado”, dijo.

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