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Dalai Lama dimite como líder político


Los analistas creen que, al despojarse el Dalai Lama de sus poderes políticos, será más difícil para China influir en el curso del movimiento independentista.
Los analistas creen que, al despojarse el Dalai Lama de sus poderes políticos, será más difícil para China influir en el curso del movimiento independentista.

La dimisión política del Dalai Lama abre las puertas al gobierno tibetano en el exilio para emprender una reforma democrática.

El Dalai Lama planea renunciar como líder político del Tíbet, una medida que podría transformar al gobierno en el exilio en una organización más enérgica y democrática frente a la presión china.

Al delegar sus poderes, el Dalai Lama, de 75 años, daría un mayor poder al primer ministro del Tíbet en la búsqueda de su autonomía respecto a China.

Los tibetanos votarán por un nuevo primer ministro en marzo de 2011, en unas elecciones que se prevé que darán paso a una generación de líderes más jóvenes y seculares y fortalecerán la posición mundial del movimiento.

"Ya desde la década de 1960, he enfatizado repetidamente que los tibetanos necesitan un líder, electo libremente por el pueblo tibetano, a quien pueda transferir el poder", dijo el Dalai Lama en un discurso anual preparado para conmemorar los 52 años desde que huyó del Tíbet tras un fallido levantamiento contra China.

"Ahora, claramente hemos alcanzado el momento de que esto entre en vigor", agregó ante unos 2.000 monjes y tibetanos.

El Dalai Lama, cuyo anuncio era ampliamente esperado, seguirá siendo el líder espiritual del Tíbet en la distancia, después de su forzada huida en 1959 tras el fracaso de un levantamiento contra el control chino del territorio.

Actualmente vive en el exilio en la ciudad de Dharamsala, en el norte de India, desde donde defiende una "autonomía significativa" para el Tíbet dentro de China.

El primer ministro del Gobierno tibetano en el exilio, Samdhong Rinpoche, dijo que no estaba claro si el Parlamento aceptará la renuncia del Dalai Lama y advirtió sobre una posible parálisis constitucional.

China, que ha calificado al Dalai Lama de un peligroso separatista responsable de crear agitación en el Tíbet, denunció que su renuncia constituye una "trampa".

"El Dalai Lama usa la religión como una máscara y es un exiliado político que ha llevado a cabo actividades separatistas durante mucho tiempo", dijo la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Jiang Yu.

"Durante años ha expresado su intención de retirarse. Creemos que estas son trampas para engañar a la comunidad internacional", agregó.

Los analistas creen que, al despojarse el Dalai Lama de sus poderes políticos, será más difícil para China influir en el curso del movimiento independentista tras su muerte.

El gobierno chino considera que tiene que aprobar todas las reencarnaciones de los Budas vivos o de las destacadas figuras religiosas del budismo tibetano, así como refrendar la elección del próximo Dalai Lama.

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