Según el segundo informe de evaluación sobre la situación de los defensores de los derechos humanos en el continente, revelado durante las sesiones ordinarias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), las condiciones en las que se desempeñan quienes velan por el cumplimiento de los derechos fundamentales de los ciudadanos, “han empeorado” en el hemisferio.
Sin embargo, al mismo tiempo el organismo reconoció que se han producido avances en algunos países en la materia.
Pero los retos son mayores que los aspectos positivos que encontró la investigación, porque los obstáculos para que los activistas de los derechos humanos ejerzan su labor, persisten y tienden a incrementarse ante los altos índices de impunidad.
Además de las intimidaciones a las que son sometidos mediante el asesinato, las amenazas, los seguimientos y las investigaciones casi siempre sin fundamento, otra estrategia que se está expandiendo es la criminalización de la denuncia social.
Según reveló el experto en derechos humanos, Gastón Chillien, ante el organismo, este fenómeno “cada vez es mayor”.
Llamado de atención
Pero los defensores de derechos humanos llamaron la atención de la CIDH respecto de los cuestionamiento sobre la función del cuerpo.
Según el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL por su sigla en inglés) y otras organizaciones sociales, la tendencia a cuestionar a la CIDH está creciendo en el continente y proviene no sólo de países que ya han cuestionado la labor de la comisión, como Venezuela, Nicaragua, Cuba y Ecuador.
“Por diferentes razones”, según el defensor de derechos humanos, Marco Romero, de la organización no gubernamental (ONG) colombiana CODHES, países como Brasil, Perú y Colombia, también han criticado fallos de la Comisión.
Y si bien los peticionarios no se refirieron a la alarma como un complot contra el Organismo, sí hicieron evidente su preocupación y señalaron que estas actitudes debilitan la labor de la Comisión y del sistema interamericano de derechos humanos.
Sin embargo, al mismo tiempo el organismo reconoció que se han producido avances en algunos países en la materia.
Pero los retos son mayores que los aspectos positivos que encontró la investigación, porque los obstáculos para que los activistas de los derechos humanos ejerzan su labor, persisten y tienden a incrementarse ante los altos índices de impunidad.
Además de las intimidaciones a las que son sometidos mediante el asesinato, las amenazas, los seguimientos y las investigaciones casi siempre sin fundamento, otra estrategia que se está expandiendo es la criminalización de la denuncia social.
Según reveló el experto en derechos humanos, Gastón Chillien, ante el organismo, este fenómeno “cada vez es mayor”.
Llamado de atención
Pero los defensores de derechos humanos llamaron la atención de la CIDH respecto de los cuestionamiento sobre la función del cuerpo.
Según el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL por su sigla en inglés) y otras organizaciones sociales, la tendencia a cuestionar a la CIDH está creciendo en el continente y proviene no sólo de países que ya han cuestionado la labor de la comisión, como Venezuela, Nicaragua, Cuba y Ecuador.
“Por diferentes razones”, según el defensor de derechos humanos, Marco Romero, de la organización no gubernamental (ONG) colombiana CODHES, países como Brasil, Perú y Colombia, también han criticado fallos de la Comisión.
Y si bien los peticionarios no se refirieron a la alarma como un complot contra el Organismo, sí hicieron evidente su preocupación y señalaron que estas actitudes debilitan la labor de la Comisión y del sistema interamericano de derechos humanos.
